Pepe ganó el Oso de Plata a mejor dirección en el Festival Internacional de cine de Berlín y se estrenó en salas el 18 de julio. Foto: Monte y Culebra y DOC:CO.
Una voz grave y omnisciente narra la tragedia de un animal desterrado. Es el lamento de una bestia africana extraída de su río natal y sometida a vivir entre otras aguas, otras plantas y otras gentes. Esto es Pepe, una película que explora la historia de un hipopótamo del Magdalena Medio con una mirada vanguardista y experimental.
A partir de la historia de los hipopótamos importados desde un zoológico de USA a la Hacienda Nápoles por Pablo Escobar y la muerte de uno de ellos por caza preventiva, de los Santos construye una fantasía cuyo protagonista y narrador es Pepe, un hipopótamo descendiente de los primeros traídos por Escobar desde África (en la ficción), que se hace preguntas sobre su origen, su identidad y su muerte.
- Al ver la película, lo primero que me pregunté es ¿cómo llegó un dominicano, alguien sin una relación estrecha con Colombia, a interesarse por esta historia?
El hecho histórico de que esto haya sucedido me parece muy impactante. Hace pensar un montón de cosas que no tienen que ver con Pablo Escobar ni con la decisión que va a tomar Colombia sobre los hipopótamos. Que esa sea la primera manada salvaje de hipopótamos [fuera de África] abre un abanico de temas desde lo imaginativo, lo histórico, lo político y lo ecológico. Es un traspaso de vidas entonces me interesa eso como ser humano y no necesariamente debía ser colombiano.
En la historia real, Pepe fue una de las crías de los hipopótamos originales traídos por Escobar. En 2009, dos cazadores alemanes lo mataron en un operativo con el ejército y se llevaron su cabeza como un trofeo. Foto: Monte y Culebra y DOC:CO.
- Siendo una historia que se puede narrar desde tantos ángulos distintos ¿por qué poner en el centro a Pepe?
Yo vengo trabajando un montón este asunto de la producción de la imaginación, de lo fantástico, de cómo se produce imaginación por estas tierras. Me interesa vincularlo con el pensamiento político utópico y con el planteamiento de nuevas formas. Al conocer esta historia me pareció una gran oportunidad para trabajar con la fábula, la personificación de este animal. Eso de alguna manera también me permitiría ser más lúdico, más creativo, pues tenía que construir el mundo de algo que no existe. Para los que hacemos arte es algo muy excitante.
De la voz gutural de Pepe (interpretada por Jhon Narvaez), que es hablante nativo de español por haber nacido en Antioquia, de repente surgen oraciones en afrikáans y mbukushu (interpretadas por Fareed Matjila, Harmony Ahalwa y Shifafure Faustinus) sin que este comprenda de donde conoce esas lenguas. Son los vestigios de sus ancestros, instantes de lucidez que lo conectan con la que pudo haber sido su tierra. Entre la contemplación y la comedia que caracterizan la película, se teje esta duda constante por el devenir de un animal expropiado de sus raíces y cazado por los errores de quienes lo llevaron a ocupar un lugar al que no pertenece.
- ¿Por qué esta decisión de humanizar al animal y presentarlo como una víctima? Aquí en Colombia se suele hablar de ellos como una problemática, pero no mucho como víctimas de un destierro.
La verdad yo nunca estuve pensando en los problemas ecológicos e internos de Colombia porque no soy colombiano y porque al hacer esa película vivía una realidad totalmente distinta. Estaba en ese pueblito, con la gente que se articuló con el hipopótamo, era otra situación. Este año ha explotado lo de los hipopótamos y Pepe cayó justo en este momento, pero la verdad no estaba pensando en eso.
El discurso de Pepe es un discurso de la víctima, de uno de los principios de la colonialidad que es la imposibilidad de ser un nosotros. Esta es la idea que ha atentado contra estos estados pluralistas y pluraciales de Latinoamérica. Entonces yo pensaba en eso, en todas las historias de personas, animales, plantas, que fueron traídos y sacados de un continente a otro. Obviamente cuando uno personifica a un animal entra a la lógica de lo humano y ahí podíamos explorar la idea de este continente de historias de desterrados que no necesariamente sabían muy bien donde estaban. Ni los colonizadores ni los colonizados. Ni siquiera las tribus que, aunque conocían su territorio, no sabían qué lugar iban a ocupar en esa nueva idea de mundo.
- Me llama la atención como se teje el poder en la película de distintas maneras, (spoiler) especialmente al final en ese frame de las sombras de los militares posándose sobre el cadáver de Pepe, mostrando ese poder del ser humano sobre la naturaleza. ¿El ambientalismo también es una postura política de la película?
Es una postura hacia la vida. Sobre todo hay una pregunta que me interesa mucho más: en África, por ejemplo, hay un montón de hipopótamos que se están muriendo porque no hay agua, y yo me preguntaba haciendo esta película si esto puede ser una solución, salvar a una especie en otro lugar. Digo, no sé, no soy biólogo, pero pensaba “esta manada de hipopótamos, aunque nació aquí, se salvó un poco de morir” están llenos de agua, comiendo, y cuando voy a filmar a los hipopótamos en África veo que los ríos se están secando y ellos se están muriendo. Yo creo que va a abrir preguntas y a mí más que contestar me gustaría escuchar.
Yo planteo una idea política que remite a una decolonialidad y eso va a repercutir en todos los ámbitos de las personas, sea género, naturaleza, etc. es la relación de un poder y de algo que no tiene poder y eso está en todos lados en esta conformación de mundo.
Los hipopótamos del Magdalena Medio, cuyo número asciende a más de 160 ejemplares, se han convertido en una problemática ambiental que pone en peligro a las especies endémicas de la zona y la estabilidad del ecosistema. Después de la polémica caza de aquel hipopótamo llamado Pepe en 2009, el gobierno colombiano desistió de esta estrategia y ha adelantado procesos esterilización que han resultado inefectivos. En 2022 fue clasificado oficialmente como una especie invasora y este año, después de meses de debate, el Ministerio de Ambiente publicó la resolución 0774 de 2024 con un plan de manejo que nuevamente contempla entre sus estrategias la caza de control. Aunque ha reavivado una discusión que parece no tener fin, esta vez es inminente su aplicación en las zonas más críticas al ser la opción más recomendada por los expertos para frenar su impacto.
Las poblaciones del Magdalena Medio llevan años conviviendo con los hipopótamos. y ya se han registrado ataques y accidentes por su presencia. Foto: Monte Culebra y DOC:CO.
Al ver Pepe cuesta pensar que su realización no haya constituido una odisea. No solo se desarrolló durante la pandemia, sino que fue una coproducción de cinco países: Francia, Alemania, República Dominicana y Namibia, y tuvo cinco etapas de rodaje, tres en los últimos dos países y dos en Colombia. La parte de la película que se desarrolla en el río Okavango, en África, corresponde a una faceta más experimental, mientras lo que acontece en Antioquia, especialmente en los pueblos aledaños al río, se centra en un enfoque más cómico que explora la vida y cultura de las personas de la región y la forma en que se relacionan con el animal.
- ¿Cómo fue articular esta producción en tantos países distintos?
Fue difícil porque normalmente las formas establecidas del diseño de la producción y de los sistemas de fondos, sobre todo para nuestros países del sur y del este, están dadas para que sea un cine nacional que se realice en los territorios del país. Lo cual me parece un poco extraño, es como si nosotros no pudiéramos hablar del mundo al igual que los franceses o los norteamericanos. Mira que interesante, hay una persona de República Dominicana que va a Colombia y hace una película y crea un diálogo. Hay una historia similar, pero a la vez hay una diferencia entre nosotros. ¿Cuántos gringos no fueron a hacer películas en Colombia en su formato Netflix? El cine crea un imaginario de mundo, y ese imaginario de lo global, lo universal, siempre ha sido hablado desde esos lugares.