Quiero que la persona que está leyendo esta columna recuerde cuando tenía doce años. ¿Cómo eran esos días de tareas escolares? ¿Qué libro leyó en la clase de español? ¿Cree que su vida sería lo que es hoy si no hubiera pasado por el colegio? Bueno, a esa edad dejan de estudiar legalmente todas las mujeres en Afganistán. Con la llegada de los talibanes al poder en agosto de 2021 comenzaron progresivamente las limitaciones a los derechos de las mujeres. Primero obligaron a las más pequeñas a abandonar la secundaria, luego les prohibieron a las jóvenes estudiar carreras como Periodismo, Veterinaria y Agronomía, y, recientemente, en diciembre de 2022, les negaron la entrada a todas las universidades. Ahora las niñas en Afganistán solo podrán educarse hasta los 12 años en clases de Corán.
La pantalla, los audífonos, el celular, el computador son nuevos compañeros permanentes en la llamada “nueva normalidad”.
Uno de los retos de la educación en el país es el acceso a internet. Desde el 15 de marzo del 2020 las instalaciones de las instituciones educativas públicas y privadas del país fueron cerradas debido a la pandemia de la covid-19.
La mañana del 16 de marzo, con el frío del páramo de Sonsón calando en los huesos, el profesor Humberto Alonso Cardona Pemberti se montó en su moto y emprendió camino por carretera destapada, levantando polvo y saludando con el pito a todo aquel que se encontrara en el camino que conduce a la escuela rural de Sirgüita.
A raíz de las medidas tomadas para controlar la pandemia de la covid-19, la virtualidad pasó a tener un papel protagónico en las múltiples actividades cotidianas: la educación, el trabajo, las compras y el relacionamiento con otras personas.