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event 29 Agosto 2023
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Esteban Rojas, María Sofía Rodríguez Ospina
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Camellar la ciudad: de habitantes en calle al trabajo informal

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La población de personas en situación de calle la conforman: habitantes de calle y habitantes en calle, según el Ministerio de Salud y Protección Social.  Sin embargo, la información sobre este último grupo es escasa. Análisis sobre estos vacíos de datos. 

 Portada habitantes de calle

Obra: Mercado popular en la calle. Autor: Jorge Alonso Zapata. Año: 2020 

 

¡Llévelo! ¡llévelo! ¡llévelo! Sí hay minutos a doscientos, dos aguacates en tres mil, mango dulcecito, mango del bueno, mango Tommy”. 

 

En abril de este año 12’990.000 personas fueron registradas en el país como trabajadores informales según el último censo que realizó el DANE. En 2021, Colombia fue el país con más autoempleo del mundo de acuerdo a la tasa de autoempleo calculada y publicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En dicho estudio, la cifra del país es aproximadamente el doble del segundo en la tabla: Brasil, que casi triplica en habitantes a Colombia (214,3 millones de habitantes frente a 51,52 millones para ese año). ¿Por qué relacionar habitantes en calle con trabajo informal?  

¿Quiénes son los habitantes en calle?

Dar un total de habitantes en calle en Medellín es, por ahora, una tarea difícil. En un rastreo documental se observó que las investigaciones actuales de personas en situación de calle en el país no cuentan con una diferenciación entre habitantes de calle y en calle. En la ciudad, existe un trabajo institucional que realizó dicha separación y presentó caracterizaciones atendiendo cada población. Se trata de una investigación de 2009, desarrollada por el Centro de Estudios de Opinión de la Universidad de Antioquia y la Secretaría de Bienestar Social de la Alcaldía de Medellín. Hay otra investigación más reciente (2020) financiada por la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos y operada por la Facultad de Medicina de la misma Universidad. Sin embargo, en esta no existe una diferenciación evidente entre los dos grupos de personas en situación de calle. Solo se enuncia un total general (1.547 personas) que los reúne a ambos. 

La Alcaldía de Medellín cuenta con un sistema de atención al habitante de calle que, según la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos, “comienza por una captación, sensibilización y derivación de ciudadanos a los diferentes componentes transitorios”. En estos componentes pueden acceder al autocuidado, atención psicosocial y prehospitalaria. Además, cuentan con otro componente llamado Centro Día 2, donde la población recibe alimentación, dormitorio, enfermería e inicia el proceso de resocialización. Según la entidad, en los componentes transitorios se reciben diariamente alrededor de 1.200 habitantes de y en calle. Sin embargo, al preguntar por la atención específica a habitantes en calle, la Secretaría cambia sus respuestas por “atención a personas en situación de calle”, que es el conjunto que reúne a los dos grupos (habitantes de calle y en calle). También, expresan que los procesos de resocialización son exclusivamente para habitantes de calle “teniendo en cuenta que ambos conceptos encierran a personas en situaciones diferentes”. Al preguntar si hacen una diferenciación entre los dos grupos mencionados anteriormente, la Secretaría responde que “sí se hace la diferenciación, basados en la fuente oficial del DANE”. Sin embargo, no cuentan con planes de atención específicos para esta población o, por lo menos, caracterizaciones y cifras detalladas. 

Para poder contar con un dato aproximado de la cantidad de habitantes en calle que hay en la ciudad, es necesario reunir múltiples datos donde este grupo es nombrado de diferentes maneras: trabajadores informales, venteros de la economía popular, artistas callejeros, artesanos, recicladores. 

Medellín en números

En el ámbito nacional, el panorama no es muy distinto. Los censos que presenta el DANE solo hablan de habitantes de calle. No hay alguna división o variable que permita calcular el total u observar el comportamiento de habitantes en calle del país. La alternativa es, de nuevo, buscar el fenómeno con otros nombres. Esta vez como “Trabajadores informales”, en el censo de “Empleo informal y seguridad social” publicado por la misma entidad.  

Amplíe el gráfico para verlo en pantalla completa 

 

Para la economista y docente universitaria Yennifer Celín Camargo, es importante no analizar el comportamiento de la informalidad con lo que pasa en los meses de diciembre y enero, ya que la economía entra en un momento de auge estacionario. “No es que enero sea el mes del año en el que haya menos trabajadores informales". Lo que sucede es que "durante diciembre la economía entra en un auge temporal y las empresas deben aumentar la fuerza de trabajo para cumplir con la demanda. Estos nuevos puestos de trabajo son ocupados por muchas personas que todo el año trabajan como informales. Apenas termina la demanda de temporada vuelven a serlo. Al mismo tiempo, en diciembre muchas personas aprovechan las ventas elevadas para conseguir un ingreso extra, y lo hacen de manera informal, pero después de la temporada dejan de ser informales y continúan en sus trabajos habituales”.

La docente también expresa que es importante tener cuidado a la hora de mirar la variación en la informalidad entre hombres y mujeres. Si bien es cierto que trimestre a trimestre el porcentaje de hombres informales crece más que el de las mujeres, ya que estos representan la mayor fuerza de trabajo, en la generalidad, debido al cuidado del hogar y las obligaciones que adquieren las mujeres en las familias, ellas se emplean más en trabajos informales para poder cumplir con estas otras obligaciones.

 

La información sobre el autoempleo y la informalidad no es muy abundante. Según el estudio “Un nuevo enfoque para abordar la informalidad, radiografía laboral en Colombia” presentado el 2 de agosto de 2023 por la Alianza de Asociaciones y Gremios de Colombia (ALIADAS), la informalidad es un concepto que no se puede generalizar, y para enfrentarlo hay que identificarlo mediante tres segmentos:

  • Trabajadores en condiciones precarias: los que ganan menos de un mínimo.
  • Trabajadores en condiciones básicas: quienes ganan al menos un mínimo.
  • Trabajadores en condiciones promedio: aquellos que ganan mucho más del mínimo.

Sin embargo, los habitantes en calle no están representados en casi ninguna parte –y si lo están, aparecen nombrados de otra forma-. Por esto, es pertinente preguntarse: ¿cómo pueden crearse planes de atención o políticas públicas dirigidas a estas personas cuando no se tiene información sobre ellas? Y, si se llegaran a crear estas posibles soluciones, ¿cómo hacer que no corran el riesgo de ser planes incompletos o poco útiles al no tener en cuenta las características y variables puntuales? María Claudia Lacouture, presidenta de la ALIADAS, y Exministra de Comercio, Industria y Turismo, expresó en la socialización de los resultados del estudio mencionado anteriormente: “Colombia definitivamente es un país de regiones donde no se puede caracterizar de forma igual todo el país, sino que toca adentrar por regiones para poder generar políticas públicas que sean competentes y den soluciones”.

En cuanto a políticas públicas existentes de venteros informales, se encuentran:

Decreto 801 de 2022: “...se adopta la Política Pública de los Vendedores Informales”.  Su finalidad es “ser una herramienta para el desarrollo de soluciones a la situación de precariedad de este sector y apunta a ampliar las capacidades y oportunidades de las personas hacia condiciones de igualdad y equidad, disminuyendo los niveles de pobreza y desigualdad” (Artículo 2.2.9.6.1).

La Ley 1988 de 2019: "se establecen los lineamientos para la formulación, implementación y evaluación de una política pública de los vendedores informales”. Su objetivo es  "garantizar los derechos a la dignidad humana, al mínimo vital, al trabajo y a la convivencia en el espacio público” (Artículo 1)

El Acuerdo 042 de 2014: "se adopta la Política Pública para los Venteros Informales en la ciudad de Medellín y sus familias”. Su objetivo es mejorar "su calidad de vida, su formalización social y su formación, atendiendo necesidades específicas que propendan por la equidad e inclusión social” (Artículo 1).

Sin embargo, Luberney Restrepo, líder social y representante de La Familia de la Calle, afirma con respecto a esta última: “La Política Pública en este momento no tiene recursos ni dinero, entonces es muy difícil cuando una política pública no los tiene, porque se puede trabajar, pero si no hay recursos ¿cómo vamos a llegar a impactar en la población?”. 

 

Por falta de información y ausencia de planes de atención para esta población, varios trabajadores informales de la ciudad han decidido crear sindicatos y organizaciones que piensen de manera colectiva y trabajen juntos con otras corporaciones para gestionar proyectos que permitan reducir su vulnerabilidad. La tarea la han empezado a asumir ellos mismos, en un esfuerzo por hacer efectivos sus derechos laborales, por el reconocimiento de una economía popular, por el acceso a la seguridad social, la salud, la educación, por el debido papel del Estado, y la reflexión sobre una población que no es vulnerable, sino que, más bien, ha sido vulnerabilizada.  

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