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event 29 Septiembre 2023
schedule 18 min.
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Un día en el trabajo de Lilia

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Lilia Taborda hace parte del equipo de jardineros de la UdeA. Hace 22 años que desempeña ese oficio. Muy pronto se jubilará. 

portada Lilia

Doña Lilia ha trabajado el campo desde los doce años, cuando vivía en Ciudad Bolívar, su pueblo natal. Allá, mientras cosechaba café y abonaba la tierra, se fue enamorando de esta labor, con la cual encontró trabajo en la UdeA, a sus 35 años. Foto: Sergio Sánchez.

La jornada comienza a las 6 a.m. en la plazoleta central de la universidad. Lilia, junto a sus compañeros, se dispone a desmalezar las zonas verdes de Barrientos. El roce de la hoja del machete sobre las ramitas y los trinos mañaneros son lo único que se escucha a esa hora, el rumor de los autos en Barranquilla sigue siendo débil y los estudiantes apenas comienzan a llenar el campus.

Toda una vida de trabajar las plantas ha dotado a Lilia de una precisión inmejorable, mide a ojo la altura precisa de los arbustos y poniendo el machete de forma paralela a la tierra empieza a cortar los excesos. El resultado es tan homogéneo que necesita pocos retoques.

Al poco tiempo de comenzar a laborar en la universidad intentaron cambiarla de oficio, pues consideraban que la jardinería era muy ardua para que la desarrollara una mujer. Mas bastó que uno de sus jefes observara de cerca su desempeño para que convenciera al resto de que Lilia debía permanecer como jardinera, ya que de lo contrario se hubiera desaprovechado un gran potencial. Desde entonces son 22 los años que lleva siendo parte del cuerpo de jardineros, ahora es la líder y está próxima a jubilarse.

Después de desmalezar se pone a arreglar, estéticamente, las margaritas del arbusto. Arreglar es la actividad favorita de Lilia, en ella pone en práctica su experiencia y buen gusto, además de que es la parte final del mantenimiento de las plantas. Por otro lado, la que menos disfruta es el riego, porque es monótona y puede tomar toda una jornada, razón por la cual las lluvias son muy apreciadas.

El arbusto recién tratado circunda un falso laurel, especie de árbol de gran envergadura que se encuentra en varios sitios de la universidad, como en Barrientos o en Ferrocarril, donde funcionan como linderos del campus al estar en fila tras la malla a lo largo de toda la calle.

Los jardineros emplearán toda la jornada desmalezando, recogiendo hierbas y arreglando la zona de la Plazoleta central. En los días siguientes harán lo mismo con las zonas aledañas y seguirán desplazándose por el resto de la universidad hasta darle una vuelta. Esto se conoce como ciclo rotativo, en él se abarca todo el campus en un período de 26 días, aunque esta duración puede variar sí surgen necesidades urgentes en otros sectores.

Funciones de la jardinería

A las 7:30 a.m. comienzan a llegar los estudiantes con más regularidad. Los jardineros siguen enfocados en la zona del falso laurel. Con la revisión visual que hacen del árbol se percatan de que una enredadera amenaza a una orquídea amarrada al tronco. Lilia toma entonces el machete y procede a cortar la enredadera, empinándose para poder alcanzar las partes más altas. Si la flor estuviese aún más arriba ese procedimiento se convertiría en uno de alturas, para el cual Lilia también cuenta con capacitación.

A las 8:00 a.m., los siete jardineros que trabajan los árboles hacen su acostumbrada pausa de veinte minutos para el tinto y el pan.

A los veinte minutos vuelven a la plazoleta y reanudan las actividades. Ahora talan unas palmas ubicadas junto al bloque 9, pues con una breve revisión determinaron que estaban en mal estado, por lo que es mejor cortarlas y dejar que retoñen de nuevo, más saludables.

  A lo largo del campus hay cerca de 3000 de estas orquídeas. Se trata de una actividad de paisajismo llevada a cabo por los jardineros.

En el 2021 se le dio a la parte de jardinería de la Universidad una bolsa de 280 millones de pesos. Además, el Jardín Botánico es ahora un aliado que les provee jardín y presta servicios de mantenimientos de árboles como talas y podas. También les brinda asesoría cuando se presentan plagas y se curan plantas. Actualmente quedan 80 millones de ese presupuesto, que según lo estimado alcanzará hasta noviembre, tras lo cual se gestionará una nueva bolsa.

A las 8:50 a.m. llega otro jardinero empujando una gran carreta, la cual está dispuesta para almacenar y transportar los residuos que dejen sus compañeros en medio del trabajo, y luego llevarlos al punto de compostaje, donde el material orgánico será tratado para que nutra la tierra de las próximas plantas.

Así continúa la mañana, con unos desmalezando, otros arreglando y un último recogiendo los desechos, hasta que, a las 9:40 a.m., toman su pausa para desayunar. Parten llevándose sus herramientas a través de la plaza cada vez más concurrida y bulliciosa.

En este día en particular su regreso se extiende más de lo habitual, pues tras el desayuno son llamados por su jefe, el ingeniero forestal Gustavo Ríos, para discutir distintos asuntos de planeación, ya que en este tipo de reuniones la experticia de los jardineros es clave para que los proyectos queden bien formulados.

A las 11:20 a.m. vuelve Lilia con los otros jardineros, ya Barrientos está atestado de voces y pasos. Siguen donde quedaron, con el recorrido que se detendrá frente a la biblioteca. Ya no desmalezan, pues se encuentran en zonas con varias capas de hojarasca, las cuales deben ser retiradas tanto por estética como por función ecológica, ya que entre la maleza pueden acumularse roedores poco deseados.

Lilia Jardinera UdeA

Los residuos vegetales se compostan para generar tierra abonada que vuelve a los jardines, se calcula que entre el 5 y 10% de los jardines vuelven a alimentar la tierra de las nuevas plantas. Foto: Sergio Sánchez.

En la Universidad de Antioquia cada acción de jardinería contempla, en su faceta funcional, generar espacios donde coexistan fauna silvestre, flora y comunidad universitaria. Lo anterior puede apreciarse incluso en las esculturas, dado que los jardineros deben decidir meticulosamente cómo integrar las plantas al paisaje: que sean abundantes para brindar el efecto deseado pero que tampoco opaquen al patrimonio cultural que acompañan.

La recogida de la hojarasca los ocupa hasta las 2 p.m., en ese momento suspenden las actividades para almorzar. Al terminar se levantan y empiezan a recoger las hojarascas restantes. Las grandes bolsas llenas de material orgánico se multiplican con el paso del tiempo, y a eso de las 3 p.m. son puestas en la carreta para el proceso de compostaje.

Luego los jardineros se trasladan al espacio comprendido entre la biblioteca y los bloques 5 y 6. Allí Lilia repite el mismo proceso del inicio de la jornada: primero desmaleza y luego arregla las plantas. Este es un oficio de rutinas, desde el tratamiento de la flor más pequeña hasta el cuidado cíclico del campus. Sin embargo, la pasión no disminuye nunca, y siempre está agudo el ojo y precisa la mano para dotar a la universidad de su belleza verde.

Es, también, una labor demandante. Pues los árboles nunca cesan en sus necesidades y los jardineros deben estar prestos a solventarlas. Por eso ni siquiera pararon en la pandemia, cuando casi todas las labores fueron confinadas. Esa constancia acabó rindiendo sus frutos - más allá de los literales- ya que su trabajo se hizo más notorio y ganó reconocimiento entre la comunidad universitaria y algunos externos, como el Jardín Botánico quien es ahora un aliado que brinda asesoría cuando se precisa.

En ese mismo sentido, dicho reconocimiento les valió para solicitar con aún más éxito recursos económicos.

Cerca de las 4 p.m. Lilia lanza el último tajo de la jornada, conforme, tras haber dejado arreglados unos arbustos cargados con flores rojas. Se sienta entonces sobre las baldosas de cemento que circundan las plantas y afila su machete con una piedra de amolar, para que la herramienta esté en buen estado el día de mañana, cuando comience de nuevo el oficio sin descanso de embellecer a la Universidad de Antioquia.

 

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