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event 25 Julio 2024
schedule 14 min.
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Andrés Camilo Tuberquia Zuluaga
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Transgredir el deporte para resistir la vida: la historia de Emiliana

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“Macho” o “travesti” son algunas de las expresiones que ha escuchado Emiliana en su carrera como voleibolista. Pero ella es una mujer. Así se ha sentido toda su vida y desde hace una década su documento de identidad lo constata: en el apartado de su nombre aparece Emiliana Castrillón Jaramillo, y en el de sexo una F de femenino.

 Liga Femenina desfinanciada Dimayor

Emiliana durante un entrenamiento con el equipo del Politécnico Jaime Isaza Cadavid. Fotografía: Camila García Patiño.

Emiliana Castrillón Jaramillo es una deportista transgénero de 27 años, oriunda de Amagá, Antioquia, y quien ha ganado atención mediática en los últimos meses por ser una de las partes implicadas en un conflicto con la Liga Antioqueña de Voleibol. Durante el Torneo Departamental Megalabs 2024-1, la Liga, como ente organizador, ratificó una regla que establecía como requisito para participar en cualquier categoría el sexo de nacimiento. La situación llegó a instancias legales y reavivó el debate sobre la participación y regulación de personas trans en escenarios deportivos.

El 1° de abril de 2024, cuando se habían jugado cuatro fechas del torneo, el Polítécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, equipo deportivo y universidad de Emiliana, recibió una carta de la Liga en la que esta les recordó una regla que ambas entidades venían ignorando hasta ese momento: que para competir se debía tener en cuenta la “condición de género”, y que para “la rama femenina se debía cumplir con la condición de haber nacido mujer”. Así, Emiliana fue expulsada de la categoría femenina.

Con el apoyo de su universidad, instauró una tutela el 10 de mayo en contra de la Liga Antioqueña de Voleibol ante el Juzgado Primero Promiscuo Municipal de Amagá. Alegaba que se estaban vulnerando sus derechos fundamentales a la igualdad, no discriminación por razón de sexo e identidad de género, libre desarrollo de la personalidad, libertad de conciencia y al deporte.

La decisión de la Liga sobre aquella regla cayó mal a Emiliana y su equipo, entre otras cosas porque ella ha participado del Torneo Departamental desde que empezó su proceso competitivo, hace nueve años. No había razón aparente para que antes sí fuera considerada apta para jugar, y que ahora y sin más, ya no lo fuera. Pero sí la había: una queja escrita, firmada y enviada por el Club Potros Sabaneta en la que expresaban su malestar e inconformidad por la participación de la actual jugadora del Politécnico en el torneo. Lo paradójico es que ese mismo club fue el primer hogar competitivo de Emiliana fuera de Amagá, y con el que compitió desde el 2016 y hasta el 2019. 

Set a favor

“Me vi vestida como mujer y me dije ‘Esta soy yo y voy a luchar por ello’. ¿Cómo me voy a llamar? ‘Emiliana’, eso respondí, pensando que ese era el nombre para una mujer como yo: fuerte y con carácter”, cuenta sobre su proceso de transición.

Emiliana nació y vive en Amagá con su madre, su hermana y un primo. Su vida, como la de cualquier otra persona trans, no ha sido fácil, pero siempre ha sabido sobreponerse para ser más que lo que la sociedad espera de ella o de otras mujeres trans, pues considera que normalmente las relegan al mundo del modelaje, el estilismo o la prostitución, negándoles un espacio en otros ámbitos de la sociedad como el universitario, el laboral o el deportivo. 

En su vida profesional ha logrado tres títulos: uno como Auxiliar Administrativa en Salud, otro en Salud Oral, y un tercero como Auxiliar en Recreación y Deportes. Además, cursa una cuarta tecnología en Seguridad y Salud en el Trabajo, en el Politécnico, y trabaja como asesora de atención al usuario en varias empresas.

El 2015 representó un año de grandes cambios e inicios, pues fue cuando comenzó a competir con su municipio, y en clubes como Nexus o Potros. Su motor siempre ha sido el sueño de poder superarse, para lo cual su mentalidad ha jugado un papel importante. Así fue al llegar a Medellín: “En ese tiempo empecé a entrenar con niñas que ya tenían un proceso de Selección Antioquia, Selección Colombia, entonces yo dije que sí o sí tenía que aprender a jugar, sí o sí debía perfeccionar lo que más o menos sabía. Empecé a entrenar y entrenar, y a veces me doblaba: cuatro o seis horas entrenando. Y así fue como me hice conocer y la gente me comenzó a invitar a participar en torneos regionales y nacionales”, recuerda la deportista.

Aquel año, además de comenzar en el deporte competitivo, Emiliana tomó la decisión de exteriorizar lo que sentía: aunque su transición empezó en 2013, cuando tenía 16, fue hasta dos años después que realizó las gestiones para modificar el componente de género en su documento de identidad, e inició con la terapia de reemplazo hormonal que mantiene hasta el día de hoy, y que representó un papel clave en el fallo de la tutela.

El 27 de mayo el Juzgado Promiscuo de Amagá falló a favor de Emiliana por la tutela interpuesta contra la Liga Antioqueña de Voleibol. En el documento, la jugadora argumentó por qué aquella regla vulneraba sus derechos. También adjuntó los exámenes físicos que se realiza anualmente, como la medición de testosterona, un requerimiento que exigen instituciones como el Comité Olímpico Internacional (COI) para la inclusión de mujeres trans en las competencias femeninas.

Por este y otros motivos, el Juzgado resolvió que la Liga debía asegurar el reingreso de Emiliana al Torneo, por lo menos hasta establecer criterios que sí sean válidos a la luz de la Constitución y que no se reduzcan a la genitalidad de la deportista, pues esta entidad consideró el sexo de nacimiento como factor decisorio para permitir o no su acceso a una categoría específica. Además, le ordenó a la Liga publicar un comunicado en el que aclarara la resolución de la situación, y al Ministerio del Deporte supervisar, controlar y vigilar las modificaciones que la Liga haga al reglamento sobre la participación de las personas con experiencia de vida trans.

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Emiliana durante un entrenamiento con el equipo del Politécnico Jaime Isaza Cadavid. Fotografía: Camila García Patiño.

Un juego largo

La situación de Emiliana puso en evidencia el desconocimiento colectivo de los procesos y experiencias de vida trans en ámbitos como el deportivo, lo que lleva a la pregunta de ¿cómo funciona la reglamentación deportiva en estos casos?

El médico Juan Diego Párraga, del Comité Olímpico Colombiano, declaró para El Colombiano que la reglamentación mundial del deporte está pensada únicamente para las ramas masculina y femenina. En el caso de las personas trans, desde el 2021 el Comité Olímpico Internacional (COI) dio a cada federación deportiva la potestad de reglamentar su participación; cada federación internacional regula a la de cada país y estas, a su vez, a las ligas de cada región. 

Aun así, el COI ha establecido algunas reglas base: en 2004 comenzó a permitir que les atletas trans participaran de los Juegos Olímpicos, siempre y cuando hubiesen transicionado al menos dos años antes, finalizado los procesos quirúrgicos, formalizado legalmente el cambio de género y que las terapias hormonales se hubiesen administrado con tiempo suficiente para hacerse efectivas en el cuerpo. 

Para 2015 añadió otras normas entre las que dispuso que los hombres trans pueden participar de las competencias sin restricciones. Y a las mujeres trans, aunque dejó de ser necesaria la operación de reasignación de sexo, comenzó a exigirles tener su nivel de testosterona por debajo de los 10 nanomoles por litro (nmol/L) al menos durante el año previo a la competencia. Como referencia, los valores típicos para mujeres cisgénero se encuentran entre 0,5 y 3 nmol/L.

Gracias a esto tres atletas mujeres transgénero participaron en 2021 de los Olímpicos de Tokio: el caso más conocido es el de Laurel Hubbard, quien representó a Nueva Zelanda en el levantamiento de pesas, pero en las justas también participaron Quinn, una futbolista que ganó el oro con Canadá; y Chelsea Wolfe, una ciclista del equipo de BMX estilo libre de Estados Unidos.

A pesar de esto, desde que el COI permite a las federaciones reglamentar la participación de deportistas transgénero, muchas han optado por prohibirla. Federaciones como las de ciclismo, atletismo y natación exigen que la transición de género se haya dado antes de la maduración sexual de la atleta, alrededor de los 12 y 14 años. Y deportes como el rugby o el fútbol se inclinan por una categoría especial para personas transgénero.

Atletas afectadas por estas decisiones también han llevado sus casos a instancias legales, como la nadadora Lia Thomas, quien perdió contra la federación de esta disciplina, World Aquatics, tras emprender acciones legales en enero de 2024 por la decisión de prohibir que cualquier persona que haya pasado su pubertad masculina participe en la categoría femenina. Lia compitió en la categoría masculina hasta su transición en 2019, y ganó reconocimiento en marzo de 2022 al convirtirse en la primera deportista transgénero en ganar un título en la liga universitaria estadounidense.

La discusión reglamentaria se enfoca en las mujeres transgénero debido a la posible ventaja que estas puedan tener frente a las cisgénero por las diferencias fisiológicas. Para ello existe la terapia hormonal, pero según un estudio publicado en 2020 por el British Journal of Sports Medicine (BJSM), aunque estas diferencias sí se reducen significativamente, aspectos como la velocidad no se ven tan afectados, por lo menos durante los dos primeros años. 

En 2022, Johanna Harper, atleta y científica trans, publicó otra investigación en el BJSM, en la que encontró que los niveles de hemoglobina en las mujeres transgénero se aproximan a los de las mujeres cisgénero después de cuatro meses de terapia hormonal. Sin embargo, también concluyó que la masa corporal y muscular de las mujeres trans era superior a la de las mujeres cis hasta mínimo 36 meses luego de haber comenzado el tratamiento.

Al respecto, el médico Párraga también menciona que aspectos como el entrenamiento son claves: “El deporte va más allá de si eres hombre o mujer, se relaciona más en cómo y cuánto entrenas, y cómo mejoras”.

Emiliana coincide en lo importante del entrenamiento: “Si yo me paro al frente con una rival que entrena, que es juiciosa igual que yo, téngalo por seguro que a mí no me va a quedar fácil ganarle. Porque me ha pasado. Yo no siempre gano y este es un deporte en conjunto”. Además, considera que cada caso es particular y por ello es necesario que la reglamentación considere aspectos más allá de la genitalidad.

La última decisión del COI se dio de cara a los Juegos Olímpicos de París 2024, y dispone que, para participar, les deportistas deberán haber completado su transición antes de los 12 años. Esta medida resulta controversial, pues como menciona el abogado especialista y profesor de Derecho Deportivo Félix Andrés Burgos, para El Colombiano, en muchos países, incluido Colombia, los menores de edad no pueden tomar ese tipo de decisiones sin tener el consentimiento de los padres.

En el caso del voleibol, la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) estableció, mediante una regulación de 2023, una serie de criterios que permiten determinar la participación de jugadores y jugadoras transgénero. Se consideran aspectos que van desde lo fisiológico (altura, peso, índice de masa corporal y masa muscular), médico (la naturaleza y momento del cambio, operación de reasignación de sexo, niveles de testosterona y mediciones de receptores musculares), hasta lo deportivo (rendimiento en ligas nacionales, posición, experiencia participando en otro género), y/o cualquier otra consideración solicitada por el comité de elegibilidad de género.

Además ha tomado decisiones importantes: en febrero de 2017, la voleibolista Tiffany Abreu debutó en el Golem Palmi de la A2 italiana como la primera jugadora trans aprobada por la Federación. Y meses más tarde, la jugadora brasileña Isabelle Neris también consiguió el permiso de la Federación Paranaense para disputar competencias regionales en Brasil.

Muchas otras federaciones mantienen una normatividad ambigua. Y el COI reconoce que, aunque son estas organizaciones las que se encuentran en capacidad de determinar cuándo y cómo un atleta puede tener una ventaja desproporcionada contra sus pares, la exclusión no puede obedecer únicamente a su identidad transgénero.

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Emiliana durante un entrenamiento con el equipo del Politécnico Jaime Isaza Cadavid. Fotografía: Camila García Patiño.

La norma colombiana

Aunque especialistas como el abogado Burgos señalan la necesidad de crear una comisión médica, científica y técnica para analizar cada caso específico, en el país no existe una regulación que defina las normas y condiciones para la participación de atletas transgénero en las diferentes disciplinas deportivas. Ni siquiera el Ministerio del Deporte ha emitido alguna directiva que aborde esta problemática.

Lo que sí ha hecho el Ministerio es que desde el 2019 inició la estructuración del Protocolo de prevención, erradicación y prevención de Violencias Basadas en Género, pues tiene a su cargo la política pública de Género para el sector. Además, según el Viceministro de Deporte Manuel Emilio Palacios, junto con los ministerios del Interior y de Igualdad se está construyendo la Política Pública para personas trans. Este proyecto ha estado liderado por la plataforma ¡Ley Integral Trans Ya!, conformada por personas trans y no binarias, travestis, activistas, entre otras; y busca promover, garantizar y proteger los derechos de las personas con identidades de género diversas en Colombia.

Esta política establece disposiciones para la promoción del acceso al deporte por parte de las personas con identidades de género diversas; la capacitación para entrenadores, directivos y personal en cuestión de género; la consolidación de comités interdisciplinarios que evalúen casos de discriminación en contra de deportistas con identidades de género diversas; y la promoción de investigación científica sobre el deporte con abordaje de género.

Además, entidades como Indeportes Antioquia han fijado algunos criterios para la participación de mujeres trans. En los juegos organizados por Indeportes desde 2021 se han incluído artículos para que les deportistas transgénero puedan participar, siempre y cuando se identifiquen con el género femenino y presenten un examen de laboratorio clínico en el que constaten que su medición de testosterona en suero es menor a 10 ng/L.

El siguiente partido

Emiliana recuerda también que la incertidumbre de la situación alcanzó a sembrar en su cabeza la idea de dejar el voleibol. Menciona haber hablado varias veces con Hernán, su entrenador, sobre lo pensativa que estaba frente al panorama, lo que, a su vez, generaba que no se “gozara el deporte como antes”. Pero persistió lo suficiente para que un juez de un municipio del Suroeste de Antioquia considerara correcto fallar a su favor.

Además, aunque no comenzó bien, mayo terminó dándole más alegrías a Emiliana: poco después del fallo, el Politécnico terminó en segundo lugar del nodo Antioquia de ASCUN y en octubre disputará el título nacional. “Cuando estuve en la premiación de los Juegos Universitarios me emocioné demasiado porque personas que conozco de hace muchísimo tiempo se acercaron a felicitarme por lo que había hecho”, recuerda sobre aquel día.

Finalmente, Emiliana regresó al Torneo Departamental y su equipo logró el tercer lugar de la Categoría Promocional Femenina. Y todo lo que le ocurrió lo asocia ahora con el crecimiento: “Estuve creciendo de manera deportiva y personal, y conociendo que una parte de lo que soy es el deporte. Y me siento feliz con lo que he logrado construir. El ver a una Emiliana de hace mucho tiempo y verla en este momento, no solamente en lo deportivo, sino en lo laboral, en lo social, en todo ese tipo de aspectos me pone muy contenta”, dice la deportista. “Mi proceso no ha sido sencillo, pero mi contundencia, disciplina y el apoyo de mi familia me han abierto camino como mujer, profesional, estudiante y deportista”.

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Algunas integrantes del equipo femenino de voleibol del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, y su entrenador. Fotografía: Camila García Patiño.

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