Sembrando resistencias
Parque principal de Támesis, Antioquia. Foto: María Camila García Patiño. Se siembra resistencia como se siembra cualquier cosa: con cariño, paciencia, voluntad, y, sobre todo, con esperanza de poder cultivar sus frutos. En su tercera acepción, el diccionario de la RAE define resistencia como “un conjunto de personas que, generalmente de forma clandestina, se oponen con distintos métodos a los invasores de un territorio”. La cultura y el arte intencionados en las nuevas generaciones, el poder del agua, la fuerza en los actos cotidianos del campesinado y la búsqueda por desarrollar nuevas economías han llevado a la comunidad de Támesis por diferentes caminos para alejarse de la sombra que amenaza con oscurecer su futuro. Creemos en la importancia y el impacto del periodismo universitario como una herramienta a nuestro alcance para dar a conocer las historias de una comunidad que se enfrenta a la minería en su territorio. Como periodistas en formación tenemos un compromiso con la verdad y la rigurosidad en la investigación; no tenemos un afán extractivista donde llegar a un lugar, sacar lo que necesitamos e irnos son actos sucesivos. Dentro de nuestras posibilidades buscamos mostrar de forma fiel lo que sucede en Támesis para dar a conocer algunas de las dinámicas de resistencia a la minería que allí se manifiestan. Los tamesinos esparcen semillas y siembran resistencias. Nosotros, estudiantes de periodismo, miramos de cerca sus brotes, los investigamos y ayudamos a que estos sean vistos. ¿Y si la minería estuviera a la vuelta de la esquina? En Támesis, la resistencia a la minería se cultiva como la tierra: con paciencia, esperanza y voluntad colectiva. Cuatro fuerzas sostienen esa defensa del territorio: la labor cotidiana del campesinado, la protección del agua, la apuesta por un turismo que conserva en lugar de extraer y una cultura que transmite memoria y unión. Presiona cada botón para conocer las historias. Agua En Támesis, el agua se convirtió en el corazón de la defensa territorial. Desde los nacimientos y los ríos hasta el agua que sale por la llave, cada gota impulsa la resistencia a la minería. Documental: El agua que cuidamos Campesinos Los campesinos fueron la primera voz en alertar sobre los riesgos del extractivismo. Con su conocimiento del territorio, demuestran que la tierra vale más cuando se cultiva. Cultura El arte, a través de la pintura, la música y el encuentro, se transformó en una herramienta defensiva. Cada expresión reafirma que el territorio no es mercancía sino identidad. Turismo El turismo emergió como una alternativa que valora el paisaje y a sus comunidades. Montañas, cascadas y petroglifos hacen parte de la historia de un pueblo que elige cuidar. Dirección – Andrés Camilo Tuberquia Zuluaga Asistencia de dirección – Valeria Londoño Morales Producción – Pablo Giraldo Vélez y Janis Ascanio Maestre Diseño web – Andrés Camilo Tuberquia Zuluaga Diseño sonoro – Gisele Tobón Arcila Reportaje – Anneth Sofía Huérfano Torres y Sofía Parra Álvarez Agua – Janis Ascanio Maestre, Cristian Dávila Rojas, Valeria Londoño Morales, Salomé Tangarife Rico y Andrés Camilo Tuberquia Zuluaga Campesinos – Anneth Sofía Huérfano Torres, Pablo Giraldo Vélez, Daniel Esteban Gómez Penagos, Sofía Parra Álvarez y Gisele Tobón Arcila Cultura – Heidy Johana Díaz Chaverra, Verónica Lucía Zarama Guerrero, Sara Hoyos Vanegas y Joan Manuel Guarín Castañeda Turismo – Natalia Chaverra Cadavid, Gissell Alejandra Galindres Inguilán y Estefanía Salazar Niño
Atención a la baja, PQRS en alza: aumento del 28%en Sura

Aunque Sura ha sido históricamente una de las EPS mejor valoradas por el Ministerio de Salud, el 2024 marcó un punto crítico para la entidad. Las dificultades financieras impactaron directamente la calidad del servicio, lo que se reflejó en un aumento significativo de las quejas y reclamos por parte de los usuarios. El informe anual de Suramericana, indicó que la EPS atendió a más de 16 millones de clientes en el 2024. Fotografía: Valentina Aristizabal. Las PQRS contra la EPS Sura crecieron un 28 % entre mayo y diciembre de 2024, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esto lo muestran las cifras publicadas por la Superintendencia Nacional de Salud en su portal de Datos Abiertos, página que recopila las quejas de todas las Entidades Promotoras de Salud. En mayo del 2024 la EPS Sura le pidió al Gobierno Nacional salir progresivamente del Sistema de Seguridad Social. La insuficiencia de la asignación presupuestal de los últimos años, el incumplimiento del indicador de patrimonio adecuado2 y el registro de pérdidas netas que se dio entre 2022 y 2023 fueron las causas que mencionó la EPS en el comunicado de prensa oficial. Aun así, la Superintendencia de Salud, SuperSalud negó la solicitud por la imposibilidad de trasladar los afiliados de Sura a otras EPS. Aunque en la audiencia de rendición de cuentas del 2024, el gerente de la EPS Sura, Pablo Otero, resaltó que “a pesar de estar bajo una intensa presión financiera y operativa, Sura logró mantener su promesa de atención con calidad”, un año después de la solicitud se evidencia un deterioro en la calidad de la atención médica que reciben los pacientes. Para el año completo, de enero a diciembre del 2024, hubo un incremento del 25 % en las PQRS, lo que equivale a 39.424 reportes. Esto representa 18.528 casos más que el aumento registrado el año anterior. Para Víctor Correa, médico de la Universidad de Antioquia y magíster en Gobierno y Políticas Públicas, la calidad es una percepción subjetiva que tiene varios atributos: continuidad, accesibilidad, oportunidad, seguridad y la percepción del usuario. “La incertidumbre genera inconformismo”, dice Correa, y explica que en contextos caóticos como el actual, las personas tienden a adoptar un sesgo pesimista frente a la vida, lo que puede influir en el deterioro de su percepción sobre el sistema de salud y llevar a un aumento en las PQRS. Sin embargo, este es un problema estructural que está presente desde hace muchos años en todas las EPS. Analisalud, empresa dedicada a la recopilación, análisis y uso estratégico de datos de salud, recopila los reclamos en salud desde el 2017 en todas las EPS, excluyendo las indígenas, y muestra que en el 2017 había menos de quinientas mil quejas y para el 2024 se superó el millón y medio, es decir, un aumento del 257%. Además, de acuerdo con los datos de Analisalud, que coinciden con los de Supersalud, aunque la curva de PQRS de Sura presentó una tendencia a la baja hacia finales de 2024, en los primeros cinco meses del 2025 volvió a subir. En mayo, un año después de la solicitud, se reportaron 23.419 PQRS, cifra que superó el máximo histórico registrado durante el año anterior. La economía fluctuante de Sura En el mismo comunicado de prensa, Sura proyectó un déficit de $500 mil millones de pesos para el 2024. Y, aunque hay un registro de pérdidas de más de 360 mil millones entre el 2022 y 2023, el 2024 dio una utilidad neta positiva de 26 mil millones según lo mostrado por los estados financieros de Sura de diciembre del 2024. Este saldo a favor se da por la entrada de más de 1 billón de pesos en los ingresos por un concepto llamado “Liberación de reserva técnicas de periodos anteriores (CR)”. Según BDO Colombia, firma de contaduría pública, las reservas técnicas son provisiones necesarias y respaldadas en inversiones, que son exigidas por la Supersalud para que las EPS hagan frente a obligaciones futuras. Sin embargo, en una entrevista concedida en diciembre del 2024 a El Colombiano, Juana Francisca Llano, presidenta de la EPS Sura, afirmó qué, luego de presentar el plan de desmonte progresivo, recibieron un “apoyo irrestricto, pero por supuesto transitorio, de la red de prestadores en Colombia de la EPS Sura”. Pero, ¿este dinero es el billón de pesos de las reservas técnicas que se muestran en los estados financieros? Se consultó a la EPS Sura para resolver varias preguntas y su respuesta fue que en ese momento no están dando entrevistas acerca del tema. Durante los años 2020 y 2021, en temporada de pandemia, la EPS generó utilidades. Pero en el 2022 se presentaron variaciones importantes con respecto al año anterior. Sura tuvo un aumento del 28 % de sus afiliados, más de un millón de nuevos ingresos, alcanzando por primera vez los 5 millones. Esto vino acompañado de la caída de -859 % de su índice de utilidad. Según el medio especializado en Salud y que hace parte del Congreso Nacional de Salud, Consultorsalud, la caída en las utilidades sucedió por dos problemas claves que afectaron la operación desde el 2022: la insuficiencia estructural de la Unidad de Pago por Capitación (UPC), que es el valor anual que se reconoce por cada uno de los afiliados al sistema general de seguridad social en salud para cubrir las prestaciones del Plan Obligatorio de Salud (POS); y la siniestralidad, indicador que mide si el ingreso recibido es suficiente para el pago de los servicios de salud prestados y que refleja la relación entre los costos asumidos por las Entidades Promotoras de Salud (EPS) y los ingresos operacionales recibidos. En el 2024, dicha siniestralidad aumentó más del 100 % de acuerdo con este medio, “lo que indica que los gastos en servicios de salud superan los ingresos recibidos por afiliados. Esta situación ha consumido el patrimonio de la entidad, poniendo en riesgo su capacidad para continuar ofreciendo servicios de salud de calidad”. Foto: Valentina
Duelo perinatal
“Ir al ginecólogo para mí ha sido un tormento”: lo que hay detrás de la violencia ginecológica

No hay una definición oficial de ninguna entidad nacional o internacional, pero esta forma de violencia basada en género ocurre tras las puertas de los consultorios en las palabras y acciones que ejercen los profesionales de la salud en el encuentro con las pacientes.
Conservar la esperanza mientras se arriesga la salud en la migración

En los últimos tres años, Necoclí ha sido punto de convergencia para cientos, y a menudo miles, de personas que se encuentran en proceso de migración por la selva del Darién. La mayoría se amontonan en las playas, lo que genera problemas de salubridad que están siendo abordados por diversos organismos. Las pequeñas huellas de Haziel y Pablo quedan marcadas en la arena mientras exploran el lugar en el que permanecerán durante varios días. Haziel tose ligeramente, lo que indica que aún tiene secuelas de la enfermedad que lo afectó hace apenas unos días. Milei y Bresia, sus padres, los observan y se aseguran de que no se alejen. Esta familia dejó atrás su hogar en la selva del Perú para adentrarse en lo desconocido, en busca de lo que para ellos es un futuro mejor. Ahora están en una playa de Necoclí, en el Urabá antioqueño. Milei es venezolano, mientras que Bresia y los niños son peruanos. Pablo tiene cinco años y Haziel tres. Antes vivían en Atalaya, en el departamento amazónico de Ucayali, donde él trabajaba como soldador y ella como mesera. A pesar de sus dos ingresos, no lograban reunir suficiente dinero para sobrevivir. Decidieron que querían probar suerte en Estados Unidos, por lo que vendieron la mayoría de sus pertenencias y emprendieron el viaje con la esperanza intacta. El trayecto de seis días en bus desde Perú hasta Colombia no fue fácil: lidiaron con conductores poco amables que querían cobrarles por los niños, aunque los llevaran cargados, pasaron por Lima, atravesaron Ecuador, llegaron a Cali y terminaron en la playa de Necoclí el 25 de enero de 2024. El lugar que los recibió está a la orilla de un mar amarronado que mezcla las aguas del Caribe con las del río Atrato y es un punto estratégico para quienes se atreven a cruzar el tapón del Darién. Según Migración Colombia, en enero de 2024 hubo 26.196 salidas de personas desde Necoclí. Milei y su familia se quedan en la playa Malecón de las Américas, donde improvisaron un refugio con una carpa y algunos plásticos. Este lugar es el punto de reunión para cientos de migrantes, quienes duermen en carpas y hamacas dispuestas unas junto a otras. Allí también está Mary, una de las tantas personas que han permanecido en el municipio durante meses mientras reúnen el dinero necesario para continuar. Llegó desde Venezuela con su hija Susi y llevan más de un año en Necoclí. La carpa de Mary está a varios metros de la de Milei y los suyos. Es 31 de enero. Esta mañana, como siempre de lunes a viernes, reciben la visita de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada. Una de ellas es Ana Alicia Fajardo; ella y sus tres compañeras recorren la playa para interactuar con los migrantes y «brindarles un mensaje de esperanza» junto con un ficho que les permitirá recibir un plato de comida. El alimento se distribuye en una casa de la iglesia. Bajo un intenso sol de mediodía los migrantes caminan de 15 a 20 minutos desde la playa hasta allí. Cada uno lleva algún recipiente para recibir la comida mientras que, en la casa, varias mujeres la preparan. Las ollas están llenas de alimentos para un poco más de 300 personas. A la una de la tarde, el almuerzo está listo. Ordenados en fila, pasan a recibir sus porciones, que hoy son de arroz con lentejas y guandolo. Desde hace meses está en construcción un comedor en un terreno perteneciente a la diócesis de Apartadó. Gracias a estas ayudas, Mary y su hija no han pasado hambre. Ella se gana la vida colocando cartones sobre las motocicletas para protegerlas del sol, y por esto recibe algunas monedas. «Las hermanas nos brindan mucha comida. Gracias a ellas y a Dios no pasamos hambre aquí», dice mientras sonríe. Los sábados, la iglesia protestante Catedral de la Fe provee los alimentos. Los domingos, los migrantes deben procurarse su comida, ya que las organizaciones descansan. Mary cuenta que esos días va a una pollería donde le regalan algo para comer. La hermana Ana es originaria de Nariño. Su vocación la trajo a esta zona en 2023 para brindar acompañamiento y apoyo a “los hermanos migrantes”, como los llama. Foto: Juan Felipe Restrepo Cano. Un hospital insuficiente Pablo y Haziel tienen sus estómagos llenos. Esto alivia a sus padres, quienes no pueden evitar sentir preocupación por ellos. El que más los inquieta es Haziel, que en los últimos días ha tenido tos y dificultades para respirar. Milei lo llevó a la Cruz Roja, donde lo examinaron y le brindaron algunos medicamentos. Ahora, la tos ha disminuido, pero la curiosidad del niño va en aumento. Está en la etapa de querer descubrir, tocar, oler y llevarse a la boca todo lo que encuentra, por lo que Bresia está pendiente de él y le retira lo que podría representar un peligro. En 2021, la Cruz Roja estableció un puesto de salud en la playa para brindarles servicios médicos, enfermería, primeros auxilios, apoyo psicológico y medicamentos a los migrantes varados en Necoclí. Antes de eso, la atención a los migrantes era diferente, como anota monseñor Hugo Torres, quien entre 2014 y 2023 fungió como obispo de Apartadó y ahora es el arzobispo de la arquidiócesis de Santa Fe de Antioquia. Durante su gestión en Urabá, Torres lideró acciones para defender los derechos de los migrantes en el territorio, con la coordinación de recursos internacionales y la colaboración de los gobiernos locales para proteger a esta población. Monseñor Torres se destaca como una voz comprometida con la defensa de los derechos de los migrantes en esta región. Desde Santa Fe de Antioquia, sigue interesado por la situación. Recuerda que hasta antes de la llegada de la Cruz Roja, la diócesis se encargaba de cubrir los gastos de atención médica de los migrantes en el hospital, donde si bien se les brindaba atención en caso de urgencias, no se les garantizaban otros servicios. No olvida el caso de una