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DLU LAB
event 04 Junio 2022
schedule 12 min.
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Por:
Yesenia Palacio Tamayo
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Valentina Arango Correa
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“Sin intérprete no hay concierto”

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La seña del sordismo otra vez hizo historia en la UdeA durante la noche del viernes 3 de junio. En un concierto de Velandia y La Tigra, un joven sordo protestó para exigir interpretación en lengua de señas. Esto fue lo que pasó después.

 

Velandia concierto UdeA sorda

Anderson Rúa protestando en el Camilo Torres. Fotografía: Valentina Arango Correa.

Velandia estaba confundido, miraba y no entendía las señas del joven que se acababa de levantar, con un gesto enojado e impotente, de una silla del Camilo Torres. Se notaban algunas caras expectantes. Se escuchaban algunos sonidos no fonéticos. Algunas personas nos paramos y gritamos. Pero el gesto que, como en efecto dominó, recorrió todo el teatro fue el del aplauso en señas.

El Camilo Torres ha visto la vida y la muerte en sus alrededores, ha visto cómo se gestan protestas que terminan en reformas importantes, ha visto el llanto y la alegría de estudiantes que luchan, y hasta cómo se entrega cada diploma de un profesional de la UdeA. Esta vez vio cantar una canción en su honor, “Va Camilo por Chicurí”. También vio cómo la comunidad sorda gritó en silencio por sus derechos.

El concierto era el cierre del primer congreso Consumos Conscientes, un espacio con conversatorios y paneles en torno a la salud pública juvenil y el uso de sustancias psicoactivas, organizado por la Secretaría de la Juventud de la Alcaldía de Medellín y que prometió ser un congreso incluyente con la comunidad sorda. Es decir, contaría con interpretación en lengua de señas. Cuando comenzó el concierto de cierre con Velandia y La Tigra, la organización del evento no presentó ningún intérprete y fue así que un joven sordo se manifestó: enojado, haciendo señas, golpeando la tarima de madera y haciendo sonidos fuertes.

Anderson Rúa Valle, el joven que protestó, ha sido un líder en las luchas de la comunidad sorda, principalmente en la universidad pública. Participó, por ejemplo, del campamento instalado en febrero de 2021, primero en una de las porterías y luego en el bloque administrativo de la Ciudad Universitaria para exigir un examen de admisión en lengua de señas colombiana e interpretación para las clases. Esta vez lo hizo para que un concierto de un evento que prometía ser inclusivo con su comunidad fuera interpretado en lengua de señas.

Al terminar la primera canción, “Venezuela”, Edson Velandia, vocalista y líder de la agrupación, le preguntó al público si continuaba y un “no” al unísono le respondió en el Camilo Torres. La banda se retiró de la tarima y Anderson se subió al escenario a señalar que: “Sin intérprete no hay concierto”. Y así fue. Algunas personas gritaban “intérprete, intérprete”, y un aplauso en señas se prolongó hasta que la Secretaría de Juventud atendió a la exigencia.

Dos mujeres fueron las intérpretes del concierto, Velandia cambió algunas palabras inventadas de sus canciones para que pudieran ser traducidas y volvió a cantar la canción que al inicio no tuvo interpretación. “En honor a la igualdad, vamos a volver a empezar de cero”, dijo. Las intérpretes intercambiaban el escenario cada ciertas canciones y, desde las gradas, una apoyaba a la otra cuando se les pasaba alguna seña.

De ahí en adelante, la música fue para todos y todas. Las luces se mantuvieron encendidas para iluminar a las intérpretes. Los aplausos después de cada canción fueron en señas y, aunque la música invitara a bailar, la gente permanecía sentada para que la comunidad sorda pudiera ver a las intérpretes en la tarima.

Al final del concierto, la foto de los artistas también incluyó a las intérpretes y la seña del sordismo se replicó entre los asistentes.

 

Este artículo cuenta con traducción para personas sorda: