Espesuras: una exposición que indaga cómo el arte ayuda a resignificar un mundo herido

Inicio Cultura Espesuras: una exposición que indaga cómo el arte ayuda a resignificar un mundo herido
23 julio, 2025
Por: Isabella Navarrete Barrero | isabella.navarrete@udea.edu.co
Tras la COP16, el Museo La Tertulia de Cali y el Parque Explora de Medellín se aliaron para construir la exposición Espesuras: habitar un mundo herido, una propuesta de arte contemporáneo que tiene como propósito profundizar en las relaciones entre ciencia, problemáticas sociales, arte y saberes ancestrales en medio de la relación desequilibrada que tenemos los seres humanos con el planeta.
Esta obra es Frailejonmetría Comparada Esc 1:1, un mapa de relaciones táctiles de la muestra Espesuras hecho por Eulalia de Valdenebro. Fotografía: cortesía del Parque Explora.
Esta obra es Frailejonmetría Comparada Esc 1:1, un mapa de relaciones táctiles de la muestra Espesuras hecho por Eulalia de Valdenebro. Fotografía: cortesía del Parque Explora.

El 23 de mayo llegó a Medellín la exposición Espesuras: habitar un mundo herido, que busca hacer visible la biodiversidad, pero también plantear cómo nuestras formas de vida afectan a las de otras especies en el planeta. La exposición, que estará abierta al público hasta septiembre de 2025, se presentó primero en el Museo La Tertulia de Cali como parte de la COP16 (Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas) celebrada en esa ciudad. A través de obras, charlas y preguntas profundas, Espesuras se cuestiona cómo el arte se instaura en los territorios y nos confronta frente a nuestra responsabilidad con los espacios que habitamos.

La expresión “habitar un mundo herido” viene de la filósofa estadounidense Donna Haraway, quien invita a visitar los lugares heridos no como turistas, sino como actores y agentes responsables del daño que causamos, mientras nos planteamos la manera de mitigar ese impacto. Y como lugares heridos plantea todas las afectaciones socioambientales consecuencia de las acciones humanas.

Transformar lo que habitamos

Carolina Chacón, curadora de esta exposición en el Parque Explora, dice que “el arte siempre quiere y debe interpelar las problemáticas sociales que acostumbramos a presenciar”, refiriéndose a la forma en que los artistas participantes de Espesuras tienen perspectivas críticas y contemporáneas frente a lo que sucede en el mundo, sobre todo frente a la relación de los seres humanos con la naturaleza. “Se nos volvió paisaje ver noticias sobre la crisis climática y entender que avanza a través de una serie de informaciones técnicas, pero que no nos pasan por el cuerpo”, considera Carolina.

Carolina Chacón durante un recorrido guiado. Fotografía Cortesía Museo La Tertulia.
Es por ello que en Espesuras resulta necesario entender qué están pensando los artistas en Colombia respecto a la flora y la fauna como sujetos de derecho. Por eso incluye obras de Camilo Echavarría, Carolina Caycedo, Leonel Vásquez, Dayana Camacho, Jorge Julián Aristizábal, María Buenaventura, María Fernanda Cardoso, Miguel Escobar, entre otros, quienes, a través de dibujos, esculturas, performances sonoros, videos, pinturas, artesanías o fotografías, hablan de la naturaleza, manteniendo un especial interés por las especies, el agua, los desastres naturales, las plantas y la alimentación que se mezclan con otros temas como la conquista o el conflicto armado. Además, su narrativa se sitúa en las diferentes regiones del país.
La masacre de Bojayá. Serie Escándalos por Jorge Julián Aristizábal. Fotografía cortesía del Parque Explora.

A la postura de Carolina se une John Gómez, director y creador de la galería virtual Más Arte, Más Ciudad: “Desde el arte, transformar los espacios que habitamos no es solo una cuestión estética, sino una necesidad ética y sensible. El arte tiene la capacidad de hacer visible lo invisible, de resignificar lo cotidiano y de abrir preguntas donde antes había indiferencia”.

Además, dice que existen diferentes procesos y corrientes artísticas fundamentales a la hora de tratar estos temas como el arte ecológico, arte relacional, land art y bioarte, al igual que las prácticas comunitarias, los laboratorios de co-creación y las residencias en territorio. John enfatiza en que lo importante no es solo la obra final, sino los procesos, las conexiones humanas y los diálogos que se generan para reflexionar sobre estos temas.

Conversaciones de ida y vuelta

Al hablar de arte también hay que hablar de otro tipo de conocimientos transversales a este, como la ciencia, los saberes ancestrales y las problemáticas sociales, los cuales, de una u otra forma permiten que las personas construyan posturas de acuerdo con la experiencia de lo que observan. Es por ello que Espesuras, al confrontar temas como la biodiversidad y el cambio climático, se convierte en una exposición que propicia conversaciones de ida y vuelta, comenzando por lo que es la espesura en las palabras de Carolina: algo denso que puede enunciar desequilibrios. Ella cree que los conocimientos no necesariamente deben estar compartimentados y separados, sino que cuando se conjugan pueden ser mucho más productivos.

Laura Victoria Ramírez, embera chamí perteneciente al resguardo indígena de San Lorenzo, en Riosucio, Caldas, se une a esta conversación desde los saberes ancestrales de su territorio, donde ve el arte como una forma de transformación y de sanación, pues dice que “el mundo está herido porque se nos ha olvidado que nosotros pertenecemos a la tierra y no la tierra a nosotros; aquí compartimos con los sagrados elementales como el viento, el agua, el fuego y la tierra”. Además, expresa que una forma de resistir, re-existir, sanar y proteger a la Madre (la tierra) desde el arte en su comunidad es a través de los tejidos, la música y la resignificación del petróleo como el origen al que siempre se puede volver.

Serpent River Book
Serpent River Book. Carolina Caycedo. Fotografía cortesía del Parque Explora.

Sin embargo, en esa conversación e intercambio de conocimiento también se involucra la ciencia, por eso, Pablo Andrés Pérez, biólogo de la Universidad de Antioquia e investigador de la diversidad genética considera que “la naturaleza es un gran reflejo de lo que somos como especie, por lo cual tenemos una responsabilidad moral para actuar en consecuencia e intentar solucionar muchos de los problemas en torno a cómo utilizamos los recursos y cómo mitigamos el impacto”.

Pablo dice que la biología y el arte pueden confluir por las interacciones históricas que hemos tenido los seres humanos con diferentes organismos para suplir nuestras necesidades o incluso visibilizar características biológicas a través de otras expresiones. No obstante, reconoce que grandes heridas ambientales se deben a cómo hemos explotado recursos que, en muchos casos, no necesitábamos.

Estas dos posturas construyen el quehacer de la Fundación Tropenbos, Colombia, un proyecto que propicia un diálogo entre artes, ciencias y saberes, de manera que no solo se conserve la biodiversidad, sino también la diversidad cultural entendiendo que ninguna acción, buena o mala, está aislada de otras. Y aquí es donde el arte y Espesuras aprenden de la naturaleza y hacen pedagogía sobre lo que significa regenerar, construir y sanar ese mundo herido.

Visitantes interactuando con la exposición en Parque Explora
Visitantes interactuando con la exposición. Fotografía cortesía del Parque Explora.

[Abriendo este enlace podrá encontrar otras obras que hacen parte de esta exposición.]

Estos encuentros arte-ciencia-saberes son característicos del Parque Explora, pues “al ser un centro de ciencias, estas se convierten en una guía del qué se hace y para qué se hace, poniéndole atención a todas las urgencias que tenemos: cambio climático, conflictos ecosociales, inequidades, sin desconocer la necesidad de creación e imaginación que nos brinda el arte para comunicarlas”, dice Juliana Restrepo, directora de contenidos y apropiación social del Explora desde hace siete años.

Una reflexión urgente y que resiste

El arte también traduce sensibilidad. Hace que quienes lo experimenten salgan distintos, más abiertos y atentos, pero también críticos ante el mundo. Como lo dice en su descripción, Espesuras se propuso aportar nuevas narrativas con su idea de habitar y resignificar ese mundo herido, donde sus visitantes cuestionaran las lógicas de consumo y propusieran formas colaborativas y comunitarias de creación.

Algo así hizo Catalina Rodas Quintero, visitante de la exposición. Para ella “es demasiado necesaria en dos sentidos. Por un lado, estamos hablando de lo que nos duele y de la forma en que dañamos; por otro, de que siempre hay una esperanza por mejorarlo. En la exposición hay una pregunta por entender qué pasa si nos imaginamos otros mundos, otras relaciones y dejamos de ver separaciones entre las cosas”.

Para Carolina Chacón, como curadora, “esta exposición busca transmitir esos problemas que tienen que ver con el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad, en la lógica de cómo eso nos afecta a todos, pero no lo hace por igual”. Y por eso, enfatiza en que se hace necesario interpretar a Espesuras desde miradas diversas de quienes la visiten.

Barricada – Miguel Escobar. Fotografía cortesía del Parque Explora.

Para John Gómez, que además es gestor cultural, “Espesuras es un acto de valentía y de urgencia. En un mundo saturado de imágenes e información, el arte que se atreve a detenernos y a mostrarnos nuestras heridas comunes es profundamente necesario. Es resistir la superficialidad, proponer espacios de contemplación y conversación, y volver al arte como experiencia transformadora y no como simple contenido”.

“Puede que esta exposición no sea tan popular o divertida, al contrario, es una exposición muy exigente en términos de comprensión, que también deja preocupaciones y esperamos que no desesperanzas”, dice Carolina Chacón sobre la intencionalidad y diversidad de Espesuras, ya que al estar construida bajo las ideas del arte contemporáneo se permite cientos de interpretaciones que muchas veces pueden no ser complacientes. Sin embargo, el propósito es que el público entre a esta exposición, se identifique en su territorio y se permita contemplar una herida al punto de buscar la manera, así sea pequeña, de repararla.

No obstante, a pesar de que el arte genera todo tipo de conversaciones, su objetivo no siempre se resume a admirarlo o a producir conocimiento netamente crítico. Muchas veces es objeto de agresión, debates o desprecio porque no parece responder a necesidades y problemas que se consideran más importantes. Como es el caso de los activistas que lanzaron latas de sopa a la Mona Lisa en el Museo del Louvre en 2024 en protesta por las malas condiciones de la industria agrícola francesa o quienes a finales de mayo de este año rociaron pintura roja en la Fuente de los Inocentes de París como protesta por el conflicto en Gaza.

Imaginar otros mundos

Una historia de dos semillas: sobre las políticas vegetales. Fotografía cortesía del Parque Explora.

Espesuras, y este tipo de apuestas artísticas, se proponen legitimar y enaltecer otras formas de conocimiento, como la sensibilidad, a partir de las cuales se puede acercar al mundo desde esos problemas que muchas veces nos negamos a observar. También permite criticar el dominio a muchos elementos de la naturaleza como recursos, como si existieran solamente en función de los humanos, abriendo la puerta para la conversación de que la humanidad es quien debe entender las necesidades de la naturaleza para poder sobrevivir.

 

Las personas que hacen parte de esta muestra o se han acercado al arte creen en este como algo que acompaña, que dialoga con lo que duele y señala caminos para resignificar la relación con la naturaleza. “Habitar un mundo herido no es solo una exposición: es una pregunta abierta, una invitación a mirar distinto y a actuar en consecuencia”, dice John Gómez, quien además ve un mundo herido en los cuerpos desplazados por la guerra, los ríos contaminados, los glaciares que se derriten, las especies que desaparecen, y también en los silencios de quienes ya no tienen voz. Él enfatiza en que la herida no es solo ecológica, sino también social, espiritual y ética. Es el resultado de siglos de explotación, indiferencia y desconexión de la tierra, del otro y de nosotros mismos.

 

Y a eso se refiere Juliana Restrepo con la misión general del Parque Explora en sus exposiciones que combinan arte y ciencia: “despertar la emoción de aprender con otros para construir relaciones conscientes”. Algo que hace Espesuras, que se conecta con el cómo construir mejores relaciones entre los seres humanos y las otras formas de vida en el planeta, o como decía Donna Haraway: “cómo acercarse a la herida, habitarla, pero para crear vínculos reparadores y entender que el ser humano no es la especie más importante”.

Así se ve la Exposición Espesuras en este momento y que estará en Medellín hasta septiembre de 2025. Foto cortesía del Parque Explora.
Así se ve la Exposición Espesuras en este momento y que estará en Medellín hasta septiembre de 2025. Foto cortesía del Parque Explora.

Más