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La explotación sexual de menores de edad está a pocos clics en internet y es una amenaza subestimada

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La letra de la canción +57, que hipersexualizaba a una menor de edad, causó indignación en Colombia y puso en evidencia las violencias normalizadas que pueden terminar en casos de Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes (ESCNNA). Estos delitos no solo ocurren en el mundo físico, sino también en el digital. Esta investigación detalla cómo las redes sociales y páginas de internet son usadas por las y los explotadores para difundir ese contenido. [Advertencia de contenido: Explotación sexual de menores de edad en internet. Este texto aborda la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes (ESCNNA) en plataformas digitales, un tema sensible que buscamos visibilizar para prevenir su normalización. La investigación incluye ejemplos concretos de cómo las plataformas facilitan la exposición y captación de menores, pero evita mencionar nombres específicos de aplicaciones para no promover su uso indebido. Nos centramos en alertar sobre patrones y dinámicas comunes de la explotación digital. Este es un tema sensible para algunas personas, por lo que recomendamos leer con discreción.] Ilustración: @vivs_studio, Laura Viviana Ortiz. Dos letras, la C y la P, las iniciales de child porn (pornografía infantil), se usan en la web en múltiples combinaciones como señal de interés en material de Explotación Sexual y Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes (ESCNNA) en el mundo digital. Es una estrategia en redes sociales, una suerte de código, para compartir este tipo de contenido al que cualquier persona puede acceder, incluso menores de edad. En entornos digitales, usar esas dos letras con ese fin es una práctica que está a la vista, no es necesario siquiera navegar en la Deep Web (internet profundo) o en la Dark Web (una porción muy pequeña de la Deep Web, que permite ocultar la identidad y ubicación del usuario) para encontrar fotos, videos o hacer contactos y así abrir la puerta a delitos contra las y los menores de edad. A inicios de agosto, durante la charla “Entornos virtuales: lo que no ves” en Medellín, una fiscal especializada en ciberdelitos hizo un inventario de conductas delictivas y riesgosas en entornos digitales: grooming o ciberacoso sexual a menores de edad, sexting (intercambio de material gráfico de contenido sexual), sextorsión (o extorsión sexual), entre otras. Uno de los asistentes preguntó: “¿Cómo localizan páginas en la deep web desde la Fiscalía para encontrar contenidos abusivos con menores de edad?” La fiscal no dio detalles, pero explicó que este tipo de material circula en juegos en línea y redes sociales. Otra pregunta: “¿Qué códigos usan los agresores para acceder a material abusivo con menores de edad?” Es más literal de lo que parece, explicó, son dos letras, las iniciales de child porn. Esa pista nos llevó a rastrear cómo opera la explotación sexual de menores de edad en entornos digitales y a constatar lo expuestas que estamos todas las personas sin estar conscientes de ello. En el equipo de trabajo de De La Urbe y Periferia Prensa Alternativa, Thomas recuerda que Facebook fue la primera red social a la que se registró cuando tenía 7 años. Estaba acostumbrado a teclear el dominio de la página desde la primera letra hasta la última, eso incluía el https. La función del protocolo https —en el que la s final significa seguro, en inglés—  es asegurar que la información que se transmite entre la web y quien la utiliza esté protegida contra la interceptación o manipulación de personas no autorizadas. Confirma la “seguridad” de la página y en la vida real funciona como la persona encargada de vigilar un conjunto residencial. Millones de personas empezamos a utilizar esa red social antes de los 13 años, aunque esté prohibido por sus condiciones de servicio. Como Thomas, otras integrantes del equipo empezamos a usar Facebook desde pequeñas. Antonia a los ocho, Natalia y Valeria a los nueve y Paula a los doce. A finales de la década de 2000 no pensábamos en las consecuencias de nuestra exposición a la globalización de la comunicación a temprana edad y normalizamos aceptar los términos y condiciones de una plataforma, los cuales tienen vacíos legales y les falta un lenguaje especial para las infancias. Hoy en día, esa vulnerabilidad continúa. Según un estudio realizado por la Universidad de Los Andes, Tigo y Aulas en Paz en 2024, el 29 % de menores de edad que poseen redes sociales en Colombia tienen entre 9 y 12 años, cuando en la teoría no deberían poder abrir una cuenta por la edad. Con los años y los escándalos que han afectado a Facebook (hoy Meta) esta plataforma se ha visto obligada a “mejorar” sus condiciones de servicio, incluso ahora tiene estipulado que las personas condenadas por delitos sexuales no pueden utilizarla. El problema es que más allá de las condiciones de servicio, solo quedan letras y códigos binarios que fácilmente son burlados por las personas que no utilizan Facebook con el mismo propósito que una niña o un niño. Fuente: Facebook. Esa población es blanco de delitos sexuales que están tipificados en el Código Penal de Colombia. Los casos que explicamos en la investigación tienen relación con tres de ellos: actos sexuales con menores de 14 años, utilización o facilitación de medios de comunicación para ofrecer actividades sexuales con menores de 18 años y “pornografía infantil”, delito al que nos referiremos como Material de Explotación Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes (MESNNA) cuando no hablemos de la tipificación legal, según recomienda la Guía de Luxemburgo, que propone términos para ayudar en la protección de menores de edad contra la explotación y el abuso sexual. “Caldo de pollo” y “camiones pesados” Recomendaciones automáticas dentro de Facebook después de buscar la frase “camiones pesados”. Dos palabras son necesarias para empezar el abuso. Dentro de la web, los pedófilos han encontrado la manera de saltarse los filtros de seguridad, tanto así que conviven en comunidades de Facebook que utilizan de fachada frases como “camiones pesados”,  “caldo de pollo” y otras para camuflar contenido relacionado con menores de edad. También crean perfiles con identidades anónimas