En nuestro nuevo especial de Spotify, te contamos la historia de Victor. Un caso de violencia sexual en el marco del conflicto armado, que nos invita a pensar también la diversidad cuando hablamos de conflicto y paz.
Cuando era niño había dos requisitos para ser hombre: jugar fútbol y escuchar reguetón. No bastaba con saber patear un balón, sino que había que cantar a todo pulmón letras en las que los hombres sometían a las mujeres. Afortunadamente, yo no cumplía con ninguno de estos requisitos. Recuerdo que mientras Don Omar y Daddy Yankee acaparaban las radios juveniles y las discotecas, en casa mi mamá me prohibía escuchar las canciones pop de Fanny Lu que ella le dedicaba a sus pretendientes porque esas melodías y esas letras eran propiedad exclusiva de lo femenino. Y lo femenino, por supuesto, era lo opuesto de lo masculino. Entonces yo, bajándole el volumen a los bafles que vibraban con “Celos”, me preguntaba: “¿En serio?”.