
Cuando Javier Forero abre la aplicación que creó, comienza a funcionar un complejo programa con códigos de programación y comandos operacionales que recopilan información y revisan decenas de bases de datos. Este entramado operacional tiene un único objetivo: recomendar cuáles son los cultivos más adecuados según las condiciones de cada tipo de suelo.
El trabajo de un campesino, con toda una vida de aprendizaje en la agricultura, podría compactarse en una aplicación de celular por la existencia de una inteligencia artificial (IA) que administra y recopila datos externos para arrojar ciertas conclusiones. “La idea es cambiar la perspectiva de cultivar algún producto simplemente porque es la tradición o porque en esta región se planta este alimento”, comenta Forero, quien es analista especializado en Big Data con énfasis en Machine Learning.
Por medio del portal Datos Abiertos, Forero obtuvo datos de la Gobernación del Valle del Cauca sobre más de 22.200 cultivos del departamento: “Entrenamos un algoritmo de Machine Learning que, más que predecir, recomienda o sugiere cuál es el cultivo más eficiente en un determinado terreno a partir de las variables de ese lugar”, dice.
Según el especialista, cualquier persona podría usar la aplicación, ya que funciona en un programa de libre acceso; sin embargo, para sacarle todo el provecho es necesario ser precisos con las variables, lo cual requiere instrumentos de medición. “Si tienes una casa con un jardín y quieres sembrar algo, podrías usar la IA, pero tendrías que tener la medición de las variables que requiere este algoritmo”, comenta, y agrega que su aplicación está más enfocada hacia empresas agrícolas con algún nivel de tecnificación.
Natalia Calvo-Barajas, ingeniera mecatrónica y magíster en Ingeniería Robótica, ha participado en el diseño de robots que implementan IA para buscar soluciones en procesos industriales y pedagógicos, desde que un robot le cuente una historia a un niño hasta que una máquina sepa cómo recibir un objeto. Calvo-Barajas cree que, de forma industrial, “los sectores que pueden usar la IA podrán mejorar sus procesos, productos o resultados”.
Sin embargo, aunque este tipo de aplicaciones de IA ofrecen nuevas oportunidades para optimizar distintos procesos productivos, también representan una alerta para el sector laboral, porque abren la posibilidad a que algunos empleos sean reemplazados.
Fabio Arias Giraldo, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la central sindical más grande del país, afirma que “si una fábrica empieza a automatizarse, con seguridad que se vuelve mucho más difícil conseguirle un empleo a un trabajador que lleve 40 años en el mismo puesto y darle exactamente la particularidad, la especialidad y la especificidad de lo que hacía en esa empresa previo a su reemplazo”.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) hace recomendaciones bajo esta misma línea en su página web: “A medida que la IA transforma las ocupaciones, es crucial contar con una mano de obra dotada de las competencias necesarias en aprendizaje automático, ciencia de datos y ética de la IA para aprovechar su potencial”.
Parte de la solución a estos problemas pasa por el ámbito legal, puesto que se necesita amparar a los trabajadores ante esos riesgos. Según Calvo-Barajas, “si vamos a utilizar una tecnología que va a reemplazar a cierto tipo de trabajos, debemos pensarnos cómo vamos a entrenar a las personas para utilizar e integrar esta tecnología en su nuevo rol, o cómo podemos tratar de mitigar ese riesgo”.
Un camino por crear
Colombia no cuenta con decretos o leyes que regulen la IA, y el proyecto de reforma laboral que cursa en el Congreso tampoco la aborda. Sin embargo, el país sí se ha acogido a los instrumentos y las recomendaciones internacionales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y la Unesco, específicamente en temas como el uso ético y los estándares de seguridad frente a estas tecnologías.
“En caso de un despido por reemplazo tecnológico lo único que el trabajador recibe es la indemnización y se acabó. Es muy lamentable la situación que ellos viven, y no hay forma de demandar lo sucedido, porque presuntamente eso es legal”, señala el presidente de la CUT, quien afirma que no existen garantías cuando estos reemplazos ocurren.
En junio del 2024, el Parlamento Europeo aprobó “la primera ley integral sobre IA del mundo”. En este documento se busca regular la tecnología según una clasificación de riesgos, desde el mínimo hasta el inaceptable.
“La Unión Europea (UE), por ejemplo, busca entender cuáles son las consecuencias que va a tener el integrar este tipo de aplicaciones en la sociedad”, comenta Natalia Calvo-Barajas, quien reside en Suecia. En cada una de las categorías planteadas por la UE existe una regulación específica, como entregar la información que recopile el programa o incluso prohibirlo.

En Colombia, Alirio Uribe, representante a la Cámara, presentó el Proyecto de Ley Estatutaria núm. 154, pensado para regular la IA en el país. “Lo que queremos poner de precedente es que Colombia pueda tener un marco legal que privilegie la vigencia de los derechos humanos en el uso de estas tecnologías”, dice el congresista del Pacto Histórico.
Por ejemplo, el artículo 12 del documento busca que las empresas públicas y privadas desarrollen planes de capacitación en la IA, reconversión laboral y un aviso de mínimo seis meses para el empleado que podría salir. En caso de reemplazo, pretende que el trabajador pueda obtener un puesto igual o mejor que el que ocupaba antes.
El proyecto se justifica en la vulneración de los derechos de las personas, como “el riesgo de reducción de la intervención humana, el reemplazo de la autonomía humana, la pérdida de libertad individual, y la gran cantidad de datos personales que usan y fluyen a través de los sistemas de inteligencia artificial”.
A pesar de estas vulneraciones, el cambio ha comenzado, pues esta tecnología se vuelve mucho más atractiva para ciertos sectores. “El uso de inteligencia artificial, en relación con la eficiencia, permite que las empresas puedan trabajar de una forma más rápida, desenvolverse en otros espacios o pensar en asuntos más complejos a nivel corporativo; otro asunto tiene que ver con los trabajadores y lo que eso implica para ellos”, comenta Juan Pablo González, periodista e integrante de la corporación Voces por el Trabajo.
En esto concuerda María José Bernal, directora ejecutiva de Fenalco Antioquia, quien comenta que esta tecnología puede dar mejores resultados a algunas industrias. “Es una ventaja muy grande para las diferentes empresas, los diferentes líderes de los cargos y también para las mismas personas que están en un cargo más operativo”, afirma.
La OIT identifica ambos ejemplos como los tipos de aplicaciones que tiene la IA: automatizar tareas y realizar gestiones algorítmicas. La primera hace referencia a asignar ciertas labores a la IA como una herramienta para el trabajador; la segunda, y más controvertida, busca que los algoritmos funcionen para suplir actividades.
Los más (y menos) expuestos
El Observatorio de la IA y el Trabajo en la Economía Digital de la OIT recopila información sobre la IA y su efecto en los trabajos de distintas regiones del mundo. Por ejemplo, estiman que en América Latina y el Caribe entre el 26 % y 38 % de los empleos están “expuestos” a la IA, es decir, que tienen la capacidad de integrar esta tecnología como herramienta o pueden ser directamente reemplazados.
El panorama nacional no se distancia mucho de las métricas regionales. El estudio “La IA generativa y los empleos en América Latina y el Caribe: ¿La brecha digital es un amortiguador o un cuello de botella?”, publicado en julio del 2024 por la OIT, afirma que el 35 % de los empleos colombianos, cerca de 8.244.000 trabajos según la organización, están expuestos al uso de este tipo de programas. Sin embargo, el 3 % de los trabajadores, menos de 700.000 personas, podrían ser totalmente reemplazados.
El estudio no especifica los sectores más impactados en el país, pero la OIT, después de evaluar 436 ocupaciones en todo el mundo, determinó que los sectores que más cambios podrían tener son la administración pública, las ventas y los profesionales asociados a estas categorías. Trabajos como el de secretarios, recepcionistas, encuestadores, vendedores por llamadas, mecanógrafos, agentes de bolsa o programadores de aplicaciones en dichos sectores son los más susceptibles de ser reemplazados, según la organización.

Javier Forero y Alirio Uribe también consideran que el sector financiero es uno de los más expuestos, como cualquiera con labores específicas y repetitivas. La mayoría de los empleos en otros sectores usarían la IA a su favor o no serían afectados.
Según Giancarlo Delgado, politólogo y director de Voces por el Trabajo, “los impactos de la inteligencia artificial se ubican, sobre todo, en el empleo formal. En Colombia hay alrededor de 23 millones de trabajadores y el 56 % de esa población, más de 12 millones de personas, están en el mercado informal”.
La OIT menciona que, debido al acceso desigual a la tecnología, la poca infraestructura digital, la deficiencia en las competencias digitales y el costo que genera crear o comprar esta tecnología, la integración de la IA genera brechas en la productividad entre países, y entre las grandes empresas y las pequeñas y medianas empresas. Es decir, no todo el mundo puede siquiera intentar sacarle provecho a la IA. Esta desigualdad es una de las razones por las que, para la organización, el 65 % de los empleos colombianos no se estarían expuestos a esta.
“Despidos por inteligencias artificiales en Colombia hasta ahora no conozco”, dice Fabio Arias, quien recalca que lo más parecido son los reemplazos por máquinas como las que se pueden ver en las plantas de ensamblaje. Forero también dice que desconoce casos de despidos o amenazas sustanciales a puestos de trabajo de sus colegas en la industria de la programación. “Yo creo que sí hay trabajos que van a ser reemplazados, lo que pasa es que no tan rápido como la gente considera”, comenta el analista de datos.
“Si en Colombia aún no se ha hablado de esto desde la parte sindical, es un síntoma de que en el mundo laboral colombiano aún no hay grandes repercusiones”, dice Juan Pablo González. Y Giancarlo Delgado complementa: “No tenemos información o formas específicas de medirlo. Esto solo nos deja con experiencias en otros países, donde evidentemente hay otras condiciones”.
Evitar las “predicciones”
González menciona que es importante invertir en educar en estas tecnologías antes de que se comiencen a profundizar los “rezagos”. Según comenta el integrante de Voces por el Trabajo, “esas personas que hoy estudian, en unos años van a tener que trabajar en un ambiente donde hay inteligencia artificial, por lo tanto, hay que implementar programas de aprendizaje permanente, porque eso va a mitigar la pérdida de empleo futuro y va a mejorar la productividad”.
María José Bernal afirma que desde el gremio de los comerciantes ha impulsado capacitaciones para el uso de esta tecnología. Ella cree que “parte de una mayor humanización en la automatización de los procesos pasa porque sea cada vez más fácil para el usuario lograr esta integración con la IA”.
Para ella, hay que entender que no es la IA quien va a reemplazar a las personas: “las personas que saben usar la inteligencia artificial reemplazarán a las personas que no saben utilizarla”. En esto coincide Javier Forero, quien pone como ejemplo que quienes les pueden quitar el trabajo a los abogados son los abogados que sepan usar IA.
El proyecto de ley que busca regular la IA en el país no ha avanzado en el Congreso. Después de una audiencia pública realizada el 30 de septiembre, se aplicaron algunas modificaciones a la propuesta que todavía no ha sido discutida ni en primer debate. Para Alirio Uribe, el autor del proyecto, es claro que el objetivo no es otro que asegurarse de que las decisiones, al final, las sigan tomando los seres humanos.