La ‘sed de la mala’ es esa que aparece de noche, los fines de semana, y que más que beber busca sentir y disfrutar. Es la sed que ‘embrutece’ y ‘enloquece’ si se cura con chicha, pero que financia ejércitos y se vuelve nutritiva, cuando se mata con licores de estanco. Colombia tiene todo un repertorio de bebidas para esa sed que históricamente han sido perseguidas, estigmatizadas e invisibilizadas. Hoy resurgen desde la informalidad y reviven la historia larga e intrincada de la sed.