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event 06 Abril 2022
schedule 32 min.
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E ñeke ri Palenge: el ñeque de Palenque

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“El ñeke de Palenque se toma con contra/
si no tiene contra, se toma acapella/
Bébete media botella o la botella entera/
La bebida de Palenque es una berraquera”.

Canción “Ñeke” de Kombilesa Mi.

En esquinas, bares, tiendas, casas, carreteras, para enfermos y aliviados, en fiestas y hasta velorios, el ñeque es una sustancia inherente a San Basilio de Palenque. Una bebida sin ninguna regulación comercial dentro del pueblo. Patrimonio importado de otras regiones colombianas. Entre polvo y tierra, ranchos de paja o zinc, se ubican las fábricas en los patios de tres casas, suficientes para abastecer todo el corregimiento de la bebida que todo el tiempo se vende, que todo el tiempo se consume: el ñeque de Palenque.

Texto y fotografías*: Valentina Arango Correa
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Chanclas desgastadas, bermudas, una camiseta sin mangas, unos churritos en el cabello, era Yedid Erazo caminando por Palenque. Con su acento canta’o bailaba el soukous o la champeta africana y alguno que otro tema tan cartagenero como los casi 32 grados del clima que nos diluían las sales del cuerpo. “No me vas a despreciar un ñeque, eso es de mala educación”, nos decía mirándonos a los ojos, con el esplendor de una alegría interna impregnada en su sonrisa y antes de que la noche nos cogiera bailando bullerengue en la casa de un viejo tamborero conocido como Lámpara.

Yedid nos sirvió esa bebida hasta que los vallenatos arrugaron lo que el bullerengue, aún con su desgarro, no le hace al corazón. Los vellos de las manos se erizaban mientras que en la garganta ardía una llama fogosa de alcohol fermentado, la lengua abandonaba su tensión ante el dulce escaso que el amargo agitaba, los pómulos se ruborizaban y si la peor mala cara no nos salía fue porque al estómago no le llegaba aún tan transparente bebida que a la gastritis instigaba. Tomábamos ñeque de Palenque y la noche comenzó a encogerse, la alegría a atiborrarse y el sueño a desgastarse.

El pueblo

Desde 1603, africanos esclavizados se liberaron de la corona española y huyeron hasta los Montes de María para fundar San Basilio de Palenque, que hoy es un corregimiento del municipio de Mahates en Bolívar, Colombia. Tras varias luchas, en 1703 se reconoció como territorio libre.

Un palenque se define como un lugar poblado por cimarrones o esclavizados africanos fugados del régimen español durante el período colonial, de ahí que se convirtió en sinónimo de libertad; toda persona que llegaba allí era automáticamente libre.

San Basilio de Palenque fue declarado por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en junio de 2005 por su riqueza cultural. Posee la única lengua criolla con una base léxica española del éxodo africano en América. Aunque su matriz dialectal también combina elementos del Kumbundo del África Occidental y algo de portugués y demás lenguas que usó el esclavista. Tiene el Lumbalú, ritual fúnebre con música, danzas y cantos; este se da igual o con pocos matices diferenciales en otras zonas negras como el Chocó donde se le llama chigualo.

Además, le dio a Colombia un título mundial de boxeo con Kid Pambelé en 1974 y sus habitantes escribieron en 2014 el mejor libro de cocina del mundo, según los premios Gourmand World Cookbook Awards 2014.

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Atardecer naranja en Palenque, el cielo parecía en llamas y las calles se tornaban oscuras, como la piel de su gente.

La bebida de la fiesta

Durante las Fiestas Patronales o cualquier fiesta, ritual, encuentro o funeral que se lleve a cabo en San Basilio de Palenque la celebración está mediada por el ñeque, un licor elaborado artesanalmente proveniente del guarapo: un líquido fermentado de la caña, la panela o el azúcar. Es empleado por las comunidades wayuu en el caribe colombiano como el César, el sur del Magdalena y la zona central de Bolívar, donde se llama chirrinchi y en el Pacífico negro es conocido como viche.

En el pasado precolombino la fermentación se hacía con yuca o maíz. La caña de azúcar la trajeron los españoles a partir del siglo XVI y XVII. Actualmente, en San Basilio, se practica una destilación de fermentación de azúcar, agua y levadura. Se conoce como una forma de resistencia que mantiene la tradición y subsistencia de varios campesinos y campesinas.

La cultura de beber ñeque llegó hace más de 20 años a San Basilio de Palenque. Habitantes relatan que su nombre se debe a que antes las autoridades buscaban y perseguían a quienes lo fabricaban en el monte, y como existe un animal llamado ñeque, un roedor que corre y se esconde fácilmente, al licor le nombraron de la misma forma.

 

Cordobeses como Manuel Miranda, Katy Elena Cortés Rodríguez y Hernán Miranda fabrican ñeque actualmente. Sus casas huelen a lo mismo: humo, levadura seca, tubo oxidado, lata quemada, guaro viejo hervido y a perro callejero.

Don Hernán Miranda vive con su pareja Amada, y juntos tienen una familia con cinco hijos oriunda de Palmitas, Sucre. Llegaron desde hace 18 años para habitar una casa rosada con tres perros, más de cinco gallinas y un gato.

Don Héctor aprendió de la fabricación por tradición familiar, para él es un conocimiento ancestral que le ha permitido complementar sus actividades como agricultor y subsistir con su familia. Con sus ojos café claro y el bozo que ha conservado siempre narra con recelo la fabricación del licor, habla de su conocimiento como una forma sagrada de mantenerlo y que solamente su familia puede entender.

Otra de las tiendas es la del Indio, Maiber Manuel Miranda, quién fabrica ñeque desde hace tres años y aprendió la labor de sus suegros. También afirma que es en el mes de octubre cuando más hace y como “del ñeque sólo no se vive”, trabaja como campesino. Su exesposa Katy Elena Cortés Rodríguez, sobrina de Amada, tiene la tercera de las fábricas. Es un negocio de familia. Ella dice que el ñeque es una tradición de Sucre y allá le llaman chirrinchi. Su fábrica está en la Bonguita, cerca de los Montes de María, un barrio habitado por desplazados y con las casas más separadas, a diferencia de la del Indio que queda más cerca de la Plaza Benkos Biohó, la más central del pueblo.

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Maiber Manuel Miranda prepara ñeque hace un poco más de tres años.

El proceso de producción del ñeque puede calificarse como sencillo: en un tanque azul de 200 litros se almacena entre una semana y un mes un kilo de levadura con 10 kilos de azúcar y agua. Luego, en un alambique se hierve, el alcohol se vaporiza y enfría en un tubo de cobre, para finalmente depositarse de a gotas sobre una botella plástica. De ese tanque inicial se logran destilar 90 litros de licor que pasan a ser envasados en pimpinas de a 25 litros y tienen un costo de 100 mil pesos cada una. Se envasa en botellas de vidrio o de plástico recicladas: desde medias o botellas de aguardiente antioqueño, ron Medellín, whisky o aguardiente Cristal hasta tarros pequeños de gaseosa Pool o agua Brisa. Sin embargo, tiene secretos que solo un maestro licorero puede resolver, hacen parte del Patrimonio Cultural Afro.

Según Yedid Erazo, existen seis presentaciones en diferentes cantidades para su distribución: la panchita que trae entre 250 y 400 mililitros y se envasa en una botella reciclada de agua o gaseosa pequeña, la pipona que corresponde a una botella de ron o aguardiente, la limusina o guillona que contiene dos litros y cuarto, la pecho hundido que es el total de una garrafa y el galón o tobo que equivale a 20 litros. En su presentación más pequeña que equivale a unos 250 ml, la mitad de una panchita, puede subir de dos mil 500 pesos, su precio habitual, hasta tres mil.

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Tienda de venta de Ñeque cerca de la Plaza Benkos Biohó.

Así como el ñeque se produce, se vende. En casi cada sector del corregimiento hay una tienda donde los “ñequeros”, como se denominan algunos bebedores, pueden adquirirlo. Una es la “Tienda donde Deiwer”, más conocida como la tienda de Don Alberto, un hombre simpático que atiende a sus clientes a cualquier hora. Para mantener su negocio, no requiere de ningún requisito comercial, según él, solamente tener buenos envases y aseados.

“Aquí no llega ni la Dian, ni nada, hasta el momento Palenque es libre, por eso le dicen Palenque es libre.”, dice don Alberto. Para sus ventas adquiere una pimpina de 20 litros, de la que re-envasa un total de 62 botellitas y vende por dos mil 500 pesos cada una. Pero esas ventas no son suficientes para susbsistir, también trabaja como mecánico de motos.

Dentro de su organización social, San Basilio de Palenque se conformó en los llamados “kuagros”, que nacieron desde la época colonial como estrategia militar para defenderse de los esclavizadores. Son grupos constituidos por hombres y mujeres, o solamente hombres o solamente mujeres que, desde la infancia, permiten fortalecer sus relaciones como comunidad y su identidad, además de dinamizar y conservar la cultura. Uno de los más particulares es el kuagro “los ñequeros”, integrado por Leonardo, Joaquín, Segundo, Ricardo, Alejandro y Alfonso. Con la consigna de que “el ñeque es el aperitivo más especial que tenemos en Palenque”, cuentan que, “nosotros bebemos todos los días”. Los lunes se reúnen donde Porras, una tienda ubicada en la Bonguita, desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde. En la noche y el resto de días (entre las dos y las nueve de la tarde) continúan tomando donde Joaquín, cerca de la cancha del pueblo.

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“Los ñequeros”, kuagro que se reúne diaramente a beber ñeque, su bebida favorita.

Contra la sobriedad

Una de las formas populares de beber ñeque es en el contra, una bebida compuesta de varias plantas usadas con fines medicinales. Desde médicos ancestrales hasta personas con conocimientos básicos en flora plantean los beneficios que posee esta combinación.

Florentino Estrada es un moreno que usa camisas tipo polo de rayas horizontales. Unos le dicen Niño, otros le dicen Chofló, su nombre en lengua palenquera. Desde su infancia tuvo interés por la sabiduría de su padre, un médico botánico tradicional de San Basilio, Benicio Estrada Cassiani, y en su compañía aprendió sobre las plantas y sus funciones. En 2013 le otorgaron el diploma de Gran Maestro de la Medicina Tradicional dado por Ministerio de Cultura, el Ministerio de Interior y el Ministerio de Medio Ambiente. Cura personas con baños y botellas de plantas.

Tales botellas pueden ser dulces o amargas. Las amargas son para curar, “sirve para las personas que tienen capu, que tiene el colon, para personas hombres que sufren de la próstata, para la hemorroides, sirve esas raíces de esas plantas. Y si usted tiene cualquier familiar que toma los fines de semana o cualquier día trago desordenadamente, antes de salir de la casa se le prepara con un traguito de eso y sale a tomar trago desordenadamente..., si él tiene un enemigo y en el momento usted es amiga del enemigo, ella le puede decir mira, ven acá tomá este trago y dáselo a Fulano, usted como amiga no sabe si va un veneno, entonces coge y si hizo así para tragar impulsa de una vez pa' fuera y su organismo totalmente limpio. No le hace nada porque ya va preparado con esa contra”, cuenta Florentino.

Las dulces lo hacen más amargo al mezclarse con ñeque y, según Florentino, “esas son para hacer parranda, esas no son para curar”. Las plantas que posee una botella como estas son el malambo, la capitana (blanca y negra), la contragavilana, la cruceta, la quina y el hombre solo. Para conservarlas se pueden usar otros licores como ron o whisky, siempre y cuando se mantenga desde su preparación inicial con el mismo licor y así funciona como remedio sagrado por aproximadamente unos siete años.

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Preparación de una botella dulce de Contra.

Para Segundo, integrante de “los ñequeros”, el ñeque le gusta “porque es medicinal y afrodisiaco”, y, “porque mantiene la juventud y las ramas son únicas en esencia”. Mientras que las mujeres prefieren beberlo en cócteles, en una mezcla llamada caipiriña que incluye limón, azúcar y hielo; igual que la bebida brasileña.

Productores, vendedores y consumidores de la sustancia cuentan que octubre es el mes de más comercio, por la visita masiva de turistas durante el Festival de Tambores que se realiza los días 12, 13 y 14 de ese mes.

En todas las culturas del mundo hay sustancias que alteran la conciencia humana y se unen casi inherentemente a los rituales festivos, en este caso el ñeque en el Festival de Tambores o la Fiesta Patronal de San Basilio de Palenque que incluye un fandango, baile, y corralejas en su tradición.

María Teresa Arcila, antropóloga e investigadora en fiestas, describe a las fiestas como una ruptura en la cotidianidad donde los momentos y los espacios se prolongan, se transforman y se expanden. Allí el ñeque es la sustancia que altera los estados de conciencia y el baile la acción de adoración que los une, cumple la función de ser una sustancia usada para evitar que el goce de la fiesta sea suspendido, para unirse en el jolgorio y mantener a la sociedad en una especie de ritual de unión y armonía.

***

Yedid Erazo era calma cuando la angustia extrañaba nuestro hogar. Durante una semana de septiembre de 2019 que habitamos Palenque, no hubo un sólo día que no tomáramos ñeque a su lado. El tiempo era un bucle imperceptible que no esperábamos deshabitar. Ya caminábamos por las calles y nos invitaban a tragos y a tertulias. Ya no nos ruborizamos, ya no hacíamos tanta mala cara al ingerir un trago ni nos alteraba la gastritis.

Envasamos en botellas de gaseosas mega más de cinco litros de ñeque, que sin Yesid, que sin tambores, que sin la calentura y el jolgorio afro terminaron durmiendo y embriagando en calles medellinenses sí pavimentadas a aquellos amigos y amigas que no han tomado el ñeque de Palenque en San Basilio de Palenque.

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Yedid Erazo en las calles de San Basilio de Palenque.

*La investigación de la que se deriva este artículo fue realizada durante el XV viaje etnográfico a San Basilio de Palenque en el curso de Métodos y Técnicas Etnográficas del Departamento de Antropología de la Universidad de Antioquia.