8793 kilómetros son los que separan a Medellín, la segunda ciudad más poblada de Colombia, de Marsella, la segunda ciudad más poblada de Francia. Dos ciudades ubicadas en diferentes continentes, ambas marcadas por contextos de violencia y a su vez artísticos, que han llevado a Méta 2, un centro francés de creación en artes visuales, urbanas y de diseño, a acoger desde el 23 de mayo hasta el 18 de junio a dos grafiteros de Casa Kolacho, Daniela Velázquez Cortés, “La Crespa” y Cristian Felipe Álvarez Cano, “El Bicho”, en una residencia artística, que cuenta con el apoyo de la embajada de Colombia en Francia, y busca el fortalecimiento del proyecto del Museo de Artes Urbanas de Marsella o MuaMA.

Desde el 2021 Aurélie Masset, directora artística de Méta 2, viene en la construcción del MuaMa, un recorrido de obras artísticas en espacios públicos que pretende conectar el centro de la ciudad con los barrios del norte de Marsella, muy al estilo del Graffitur en la comuna 13 de Medellín, y que hoy en día es referente, no solo de procesos de transformación e identidad barrial, sino también de un negocio autosostenible.

Johanna Carvajal, aspirante a doctorado en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Aix-Marcella, en cotutela con la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia, lleva desde el 2018 siguiendo la experiencia de Casa Kolacho como parte de su tesis doctoral, junto con otras apuestas artísticas urbanas colombianas, como alternativa a la violencia.

Por eso fue que en ese proceso de gestación del MuaMa, Aurélie y Johanna, notaron las similitudes de los alcances y objetivos que tienen este proyecto francés con la experiencia de Casa Kolacho en Medellín.

“Entonces viendo cómo ellos habían manejado el Graffitur desde hace más de diez años, Aurélie estaba interesada en hacer ese puente de conexión”, comenta Johana frente a los intereses de esta experiencia.

La idea de Aurélie es unir los barrios del norte de Marsella, los cuales tienen muchas dificultades económicas y sociales, debido a la historia de la ciudad portuaria y lugar de llegada de muchos migrantes, quienes ven sus oportunidades reducidas por su aislamiento y marginación.

“Las políticas del Estado tienen esa voluntad como de dejarlos al margen, y al mismo tiempo tampoco les ofrecen una alternativa al interior de esos barrios, es decir, son barrios donde no hay un centro cultural, donde no hay un cine, donde es muy complicado el transporte. Eso hace que la comunidad quede relegada, encerrada en su mismo barrio. Con decirte que hay niños que, aun viviendo en una ciudad de mar, no conocen el mar”, agrega Johana sobre el contexto de estos territorios que se quieren intervenir.

Esta realidad no es ajena a los medios de comunicación, que resaltan constantemente los enfrentamientos entre pandillas, o los ajustes de cuentas que dejan jóvenes muertos. Una escena que contrasta con el potencial artístico y cultural de la zona.

De hecho cada vez que El Bicho le preguntaba a algún amigo extranjero o que había tenido la oportunidad de conocer esas tierras costeras, la respuesta siempre hacía referencia a la belleza de ese lugar. “Qué particular que en internet todo es como negativo y cuando le pregunto a alguien real siempre me da la connotación de algo muy bello, que pasa también mucho con la comuna, con el barrio, con Medellín, que se ha luchado durante muchos años para contrarrestar ese imaginario negativo”, anota.

De igual manera, La Crespa en su proceso de preparación para esta residencia encontró información, no solo sobre la violencia y la estigmatización referente a Marsella, un contexto que de hecho le parece similar al sus lugares de cotidianidad, sino también sobre la historia, los orígenes, la actividad comercial y la escena artística, aspectos que junto con El Bicho espera tener en cuenta a la hora de finalizar la residencia artística, ya que estos dos grafiteros serán los encargados de pintar en la fachada del taller de Méta 2 un mural de gran formato, que sellará el intercambio de dos mundos y dos estilos artísticos.

Por medio de talleres y actividades de diálogo con la comunidad, ambos artistas le apuestan a que el resultado de esta experiencia ayude a trasformar el territorio y genere no solo recordación, sino también un proceso de identidad. “Pues lo primordial y lo que más da el saber, es la posibilidad de enseñar a las personas a manejar las herramientas para hacer un mural de gran formato, ese es uno de los objetivos principales, digo yo, pero ¿Detrás de eso qué hay? Comó las personas pueden sacar su historia, su memoria, su identidad a través de esta práctica, porque si es un tour, la idea también es que los represente”, comenta La Crespa.

Precisamente el arte ha sido la fórmula que ha ayudado a generar ese sentido de pertenencia en la comuna 13 y la comunidad ha hecho suyo el espacio. “Cuando esto empezó, nosotros no lo pensamos como algo netamente turístico, esto se pensó para ayudar a desestigmatizar el territorio, y eso se empieza desde uno mismo, porque si nosotros no creemos que esto es nuestro, nadie lo va a cambiar. O sea, por muy bonito que esté pintado, por muchas intervenciones, si no lo vemos propio no va a generar ningún cambio”, expresa El Bicho.

Lo que espera Johanna de este primer intercambio entre Marsella y Medellín es que Méta 2 pueda “continuar el trabajo de sensibilización frente al espacio público de estos habitantes, crear esta conciencia, que consigo lleva al respeto del otro, al espacio del otro, que consigo lleva también a organizarlo, a cuidarlo, entonces eso de a poquitos entra en lo que es la educación hacia ese recorrido y hacia ese intercambio con los que vienen de afuera”

Tanto El Bicho como La Crespa ya han trabajado con comunidades, llevando su arte y sus conocimientos a otras partes y aprendiendo, a su vez, de lo que estos lugares tienen para enseñarles. Sin embargo, es la primera vez que ambos están en Europa viviendo una experiencia de este tipo.

El MuaMa propone 100 obras de arte urbano que se van a ir desarrollando de aquí hasta el 2025, cuando se tiene previsto que se inaugure el recorrido, el cual pretende ser guiado por habitantes de estos mismos barrios. Además, esta residencia artística es solo una primera fase del intercambio prevista, ya que para el 2024 se espera que artistas de Metá 2 vengan a Medellín.