Todas las restricciones que hasta ahora conocemos han afectado en gran medida al sector del entretenimiento, especialmente el nocturno. Este tendrá que hacer un gran esfuerzo para mantenerse a flote con todo lo que representa aprender a convivir con el virus, pues la naturaleza de este sector implica la interacción directa con el otro, específicamente en espacios cerrados. Sin estos elementos es muy difícil configurar un nuevo tipo de entretenimiento que supla las necesidades de cercanía que tenemos las personas.
En Medellín se ha visto cómo los integrantes de esta industria, que la conforman teatros, bares, discotecas, entre otros, han alzado una voz de alerta para no sucumbir ante el cierre que se dio. Incluso desde antes de que iniciara el aislamiento preventivo decretado por el Gobierno el 24 de marzo del 2020, algunos ya habían decidido cerrar antes como una muestra de compromiso con la situación que estaba a punto de empezar.
Mientras otros han optado por buscar alternativas con las que tratan de sobrellevar sus gastos y otros tantos no han soportado la situación y no les ha quedado de otra que cerrar o entregar definitivamente sus establecimientos.
Hasta ahora la incertidumbre se apodera de todos, pues nadie sabe qué esperar frente a esta situación. Si bien los planes pilotos de reapertura de bares, discotecas y teatros comenzaron desde finales de agosto en municipios con baja afectación de covid-19, la nueva normalidad representa grandes retos de transformación de la vida nocturna. Mientras tanto, la industria solo puede prepararse para responder a los desafíos que se vienen de ahora en adelante, tanto a nivel económico como estructural.
Estos contenidos son una pequeña muestra de la situación que estuvieron viviendo los bares y los teatros de la ciudad en los primeros meses del aislamiento obligatorio y cómo hicieron para sobrevivir en medio de la incertidumbre y la improvisación.