Se agrupan y levantan sus escudos de madera o lata. Lanzan piedras y bombas molotov y reciben disparos, gases y chorros de agua cuando están en las marchas. También tienen días tranquilos: duermen y cocinan juntos. Guasón y Solecito hacen parte de la Línea de Aburrá, un grupo de jóvenes que respalda desde hace tres meses las marchas del Paro Nacional en Medellín. Los une la indignación, la precariedad y la violencia con la que crecieron.